La cocina de Canfranc que fue y la que será
Ana Acín y Eduardo Salanova serán los nuevos responsables de la parte gastronómica del hotel que se instalará en la estación de Canfranc, un lugar que en tiempos pasados contó con 'restorán'.
Con Moët & Chandon y vinos de La Rioja se brindó en la inauguración de la distinguida Estación Internacional de Canfranc, una muestra más del abrazo entre Francia y España. Ese 18 de julio de 1928 se convidó a los asistentes con un banquete con caldo de ave, huevos revueltos, salmón, silla de ternera, patatas, capones, ensalada, quesos, melocotones y piña. Existe constancia de que la estación contó con un restaurante, que en septiembre de 1931 se incendió por completo, tal y como informó la prensa. Con el paso del tiempo fue historia.
"Recuerdo que cuando era niño, con 5 o 6 años, me colaba en el edificio y subía las escaleras del antiguo hotel internacional". El chef Eduardo Salanova regresa a los años 90 para revivir su infancia en Canfranc, su pueblo natal, donde ahora va a ser uno de los directores gastronómicos del nuevo hotel de la estación junto a Ana Acín. "De ese emblemático edificio hemos oído mil historias, pero no lo hemos visto en sus años de apogeo, sino cada vez en más decadencia y nos daba esa tristeza. Comparto la emoción con los oscenses y todos los aragoneses de ver otra vez el edificio en funcionamiento", confiesa Acín. Las reservas en el hotel están abiertas a partir del 24 de enero de 2023.
Además de ese contenido emocional, que ya está marcando el trabajo de los oscenses, se sienten embajadores de la cocina y de la despensa aragonesa.
En la actualidad ambos están al frente de La Venta del Sotón, fundada en 1967, y de Espacio N, un restaurante dentro del anterior que con una estrella Michelin. "Tenemos esa dualidad de defender la cocina tradicional aragonesa en La Venta del Sotón, pero también moderna", analiza Eduardo. Avisan que para el hotel buscarán la receta para presentar platos que ensalcen la gastronomía de la tierra a través de la innovación, "en las que la calidad estará por encima de todo".
"Queremos que el cliente nacional y el extranjero conozcan la borraja, el Ternasco de Aragón, la trufa negra... son alimentos muy especiales de nuestra tierra y que vamos a poder llevar a todos los visitantes", celebran. Esa misión ya la cultivan en La Venta del Sotón y Espacio N.
Así, la cocina será un «pilar» del Royal Hideway Hotel. "Habrá diferentes restaurantes, ofertas gastronómicas muy diferenciadas", mencionan. Grupo Barceló ha confirmado que habrá tres restaurantes y dos bares, que inspiran al siglo XX. Incluso, será posible cenar en unos vagones restaurados. En las recreaciones también se ha podido ver la cocina, que al igual de las salas, guarda elegantes aires de antaño.
Con este planteamiento, la intención que se desprende es que se quiere devolver la distinción de principios de siglo. "En el hotel internacional había restaurante y después estaba la Fonda Marraco, muy mítica en la historia de los espías", rememora Salanova. Para él, en este lugar "la cocina tiene mucho que contar y que aportar".
Agradecimiento
"Es un orgullo que hayan pensado en nosotros para llevar la oferta gastronómica. Es un reto y una oportunidad, que dentro de esa nueva estación se tenga en cuenta la cocina que está tan unida a Huesca", aplaude Ana. Ambos agradecen a la cadena hotelera la confianza depositada en ellos. "En estos proyectos siempre piensas que puede llegar un restaurador de fuera o un chef internacional, así que hemos recibido muchas muestras de cariño", coinciden los dos. "Cada uno de nosotros está trabajando con todo el cariño que puede, poniendo su granito de arena", incide la directora de sala.
Esta nueva ventana culinaria que se abre pueden incentivar la hostelería y el comercio en la zona. "Al final, provocará que vengan de fuera y no solo para un día, que seamos destino", predicen.
