Inmaculada Cuesta: “La comida ayuda a llenar algunos vacíos”

La experta en vacunaciones aconseja una dieta equilibrada.

La experta en vacunaciones Inmaculada Cuesta, en la Parrilla de Albarracín.
La experta en vacunaciones Inmaculada Cuesta, en la Parrilla de Albarracín.
Oliver Duch

La enfermera Inma Cuesta es la secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas y durante la pandemia ha formado parte del grupo de trabajo para la estrategia de vacunación frente a la Covid del Ministerio de Sanidad. Desde estos foros no se ha cansado de repetir que “las vacunas son una herramienta de salud pública que salvan  vidas”.

Los temas nutricionales no forman parte de su especialidad, pero tiene claro que “muchos estudios demuestran que una dieta equilibrada refuerza el sistema inmunológico”. “Hace que tengamos menos enfermedades, vayamos menos al médico y mejore nuestra sensación de bienestar general”.

Además, Inma Cuesta insiste en un detalle: “Comer cosas que nos gustan hace que nos sintamos más felices y eso también forma parte de un estilo de vida saludable”. A la hora de cocinar, se refiere a la importancia de utilizar no solo materias primas de calidad. “También es importante que le pongamos cariño, afecto y complicidad”.

Para ella, una de las cosas más importante es poder comer a diario con su marido y que las familias, al menos a mediodía o en la cena, “estén juntas alrededor de la mesa, sin móviles, mirándose a la cara y hablando de lo que sea”.

También se refiere a la comida como un buen antídoto para llenar un hueco o una carencia. Y pone un ejemplo: “Hoy no iba a comer con mi marido y él no podía hacérsela, así que he preparado unas lentejas y una tortilla de bacalao, que le encantan, y de esta forma es como si se llenase ese vacío; es algo que merece la pena hacer por uno mismo y por la persona que tienes en frente”.

Para Inma Cuesta, la crisis sanitaria ha sido un tiempo de mucho trabajo a pesar de que ella ya estaba jubilada. No tiene claro si durante los meses de encierro aprendimos a comer mejor o peor, pero valora positivamente “que mucha gente entrara por primera vez en la cocina y, sobre todo, que los niños hayan aprendido a hacer recetas más allá de quitar el plástico a una pizza para meterla al horno”.

'Concebollista'

Ella no se considera una gran cocinera, “más bien para salir del paso”, pero si se tiene que decantar por dos recetas, elige paella y tortilla de patata. Su secreto para esta última, “con cebolla, por supuesto”, es tiempo y paciencia. “La patata la hago a fuego lento, tapada, como si se estuviera confitando, para que quede bien blanda”, explica.

De sus recuerdos culinarios cita las patatas guisadas con verduras que preparaba su madre. “De pequeños, mis hijos decían que era las verduritas marrones y con ese nombre se ha quedado el plato”. También practica mucho con los huevos rellenos con bonito o bacalao y bechamel.

A modo de sugerencia, además de recomendar el consumo de productos de temporada y de cercanía, aconseja incorporar la visita a los mercados a los hábitos de compra. “En ellos se crea una relación muy estrecha y siempre te recomiendan lo mejor que tienen cada día; es un ritual que incluso desde el punto de vista emocional es muy positivo”.

De la comida en los hospitales y del consumo de vino también se anima a opinar. “Habitualmente bebo agua, pero para una comida especial me gusta una copa de vino, si puede ser blanco o rosado, y de Aragón”. En cuanto a la dieta hospitalaria, asegura que “la presencia de nutricionistas cada vez está más generalizada buscando adecuar los menús a cada patología”.

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