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El brindis de jóvenes, ¿con qué vino?

Los vinos blancos y afrutados son los más demandados por las nuevas generaciones, así como otras novedades del mercado.

Los jóvenes y el vino.
Los jóvenes y el vino.
K.U.

Cuando quedan con sus amigos eligen vino en lugar de cerveza y poco a poco han conseguido cultivar una curiosidad especial por esta bebida que se ha convertido en una pasión. Ese es el testimonio que se repite en boca de muchos de los jóvenes aragoneses que se dedican profesionalmente al sector del vino.

Ese testimonio se traduce en las encuestas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los jóvenes de 18 a 24 años toman 1.978 copas al año, 3.887 los de 25 a 34 años y 4.007 aquellos que tienen de 35 a 44 años. Esto evidencia que conforme más edad, se incrementa el consumo. Ante este panorama, las bodegas crean nuevos productos, organizan eventos musicales y buscan una imagen más fresca que cale.

"Entre los jóvenes lo veo un poco frágil porque no están dispuestos a gastarse mucho dinero y después no se atreven a dar el paso a empezar a catar vinos de más alta gama o zonas diferentes", valora Luis Geirnaerdt, técnico de campo de Bodem Bodegas, que determina que los jóvenes optan más por blancos o afrutados.

Luis Geirnaerdt, técnico de campo de Bodem Bodegas.
Luis Geirnaerdt, técnico de campo de Bodem Bodegas.
Bodem Bodegas

"Al principio no quería saber nada, pero el interés por los olores me ha llevado a continuar la tradición bodeguera", reconoce Luis. "Tanteé la industria de la cerveza y la cocina, pero me di cuenta que donde más rango de olores y sabores hay es en el vino", añade. Esa pasión la continuó en grados medio y superior en Cariñena y posteriormente estudió la carrera en Burdeos. En la actualidad tiene 26 años y gestiona 130 hectáreas y además de 14 propias.

A pesar de su pasión por Aragón, ha trabajado en Chile, Australia y Francia. Al igual que Luis, Juanvi Alcañiz ha recorrido otros países para aprender. "Los enólogos jóvenes hacemos vendimias en el hemisferio norte y en el sur. Las combinamos porque la vendimia es la época de aprendizaje", recuerda este enólogo de Bodegas San Alejandro, que estuvo en Chile y Nueva Zelanda.

Juanvi Alcañiz, uno de los enólogos de Bodegas San Alejandro.
Juanvi Alcañiz, uno de los enólogos de Bodegas San Alejandro.
Bodegas San Alejandro
"De la curiosidad, a una forma de vida"

A pesar de que su familia no tenía relación con el mundo del vino, Juanvi estudió agrónomos y vio que una de sus salidas era el vino. "De la curiosidad, a una forma de vida", cuenta apasionado. Considera que la clave de que los jóvenes se puedan arrimar a este sector es "esa magia de la conversión de la uva en vino". En su caso irrumpió hace 20 años y quiere pensar que ha habido un cambio de tendencia en el interés. "Los vinos cada vez tienen un alcohol un poco más ligero, creo que los elaboradores son más transparentes, hay menos maquillaje y eso conecta más con la gente joven", analiza.

En la actualidad en el mercado existen productos que pueden ser un "gancho" para que los jóvenes consuman vino. "Todo lo que sean derivados de mosto o zumo de uva crean curiosidad. Nuestro sector tiene que competir con la cerveza y casi todas las fórmulas son buenas", apunta Juanvi.

En este sentido encontramos su frisante Viñas de Miedes –para la que prometen nuevos formatos- y la propuesta de Martín Jaime, de Bodegas Jaime: Wimbi. Se trata de una base de vino, con gaseosa y aromatizado con piruleta, mojito y piña colada. "Lo que hoy puede ser Wimbi, mañana puede ser un tinto", comenta Martín, ingeniero químico y máster de enología de 36 años.

"Creo que la normativa es demasiado estricta para que las bodegas puedan innovar un poco. Ese el principal motivo por el que me decanté por el mundo de los vermús, porque me daba un abanico mucho más amplio", expone este vecino de Morata de Jalón que se ha criado en la bodega a granel. "Mis amigos decían que el vermú era una bebida de ancianos, pero lo sostenían en una imagen, porque probaban el producto y les parecía muy bueno", ejemplifica sobre lo que puede ocurrir también con el vino.

Martín Jaime, de Bodegas Jaime, en sus instalaciones de Morata de Jalón.
Martín Jaime, de Bodegas Jaime, en sus instalaciones de Morata de Jalón.
Bodegas Jaime

Otra de las últimas incorporaciones al mundo del vino con espíritu joven es 49 Millions. "Llevamos una década para acercar el mundo del vino a la gente joven", apunta Manuel García, director de marketing de Grandes Vinos. Esta bebida de 6,5 grados es la tercera tentativa de la bodega hacia un público más joven. "La reacción ha sido muy buena, tanto en el sabor como en la presentación", valora García. Elaboran de dos tipos: rosado, en base a garnacha, y blanco, con macabeo. Otros dos vinos que son un éxito en las mesas juveniles son Azzulo y Rozzulo, de Bodegas Aragonesas, en Fuendejalón.

El contacto directo con el consumidor lo tiene Ángel Muñoz, en el 'top 10' de sumilleres de España hace dos años y actualmente en La Bóveda de Borja. Conoció el vino de la mano de Jesús Solanas, director de Absinthium, y estudió el curso de sumiller en Barcelona durante dos años. Hasta entonces su relación con el vino era inexistente. "No entendía nada porque mi familia no ha sido de cultura de vino", confiesa.

Ángel Muñoz, en su etapa en Absinthium.
Ángel Muñoz, en su etapa en Absinthium.
Absinthium

¿Por qué los jóvenes beben menos vino?

La mayoría de los profesionales son críticos. "A la gente joven la hemos expulsado del sector y la culpa la tenemos las bodegas. Lo hemos hecho muy complicado", señalan en Grandes Vinos. Esperanzado se muestra el enólogo Juanvi Alcañiz, que confiesa huir de tecnicismos: "Creo que hay que desnudar de complejos al mundo del vino". "Si el sector del vino no fuera tan anquilosado creo que es un producto que tiene mucho potencial no solo para beberlo de la forma tradicional, sino también de innovar y mezclarlo", aporta Martín Jaime. "Hay que quitar el estigma de que es difícil –opina Ángel Múñoz-. Va a costar bastante, pero va a cambiar poco a poco".

Más allá de la complejidad del vocabulario, las encuestas sitúan como razones de este distanciamiento las temperaturas -que gustan bebidas más frías-, el sabor fuerte, por lo que buscan más afrutados y una graduación más baja.

"Me gustaría decirles a los jóvenes que no tengan miedo, que las puertas están abiertas"

"Me gustaría decirles a los jóvenes que no tengan miedo, que las puertas están abiertas. Lo único que hay que hacer es entrar. Nadie te va a juzgar porque un vino blanco te huela a fresa, lo importante es disfrutar de la copa. Estamos aquí por la pasión al vino, no por la categorización y las medallas", sentencia Luis Geirnaerdt, que quiere continuar en el mundo del vino desde otros ángulos, como la investigación.

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