gastronomía

Gominolas aragonesas: de la tradición a las más gamberras

En Aragón existen obradores tradicionales donde se elaboran gominolas 'delicatesen' que son alternativa ante las intolerancias.

Frutas de Niza que elaboran en Fantoba.
Frutas de Niza que elaboran en Fantoba.
Guillermo Mestre

Halloween es una fiesta muy popular en Estados Unidos y que cada año se celebra con más intensidad en España, donde convive con las tradiciones más antiguas. Los niños van de casa en casa, pican en la puerta y dicen "truco o trato" a la espera de unas chucherías a cambio de la visita. Pueden ser galletas, chocolatinas o golosinas. En Aragón, más allá de los huesos de santos, los panellets o los buñuelos de viento, también se elaboran gominolas con identidad.

Con delicadeza y orden colocan en una cajita una especie de piedras preciosas de colores. La que parece rubí sabe a fresa. Otra no es un amatista, sino que es de frambuesa. El citrino es melocotón. Y las esmeraldas son de pera y manzana. Sin embargo, no se trata de unas gominolas al uso, sino que tienen una textura más blanda y nada gomosa. Son frutas (o también llamadas flores) de Niza.

"La receta está en el libro, así que tiene como mínimo 140 años", cuenta Ivana Molina, al frente de Fantoba. "Las hacemos con hojas de gelatina natural y fruta que hervimos", revela desde el otro lado del mostrador de esta pastelería de la calle de Don Jaime I de Zaragoza. Después se rellenan los moldes, se dejan enfriar y por último se bañan con el azúcar justo. El consumo es con distinción y elegancia, "como si fuera un bombón". "Las vendemos tanto para adultos como para padres que quieren asegurarse de lo que consumen sus hijos", matiza Molina mientras prepara una caja.

La amplia variedad de frutas de Niza, en Fantoba.
La amplia variedad de frutas de Niza, en Fantoba.
Guillermo Mestre

Ordenadas por colores se degustan frutas de Niza de piña, coco, fresa, manzana, frambuesa, melocotón, pera, ciruela, mora, naranja o limón. Los sabores de la emblemática pastelería zaragozana son similares a los que elaboran en Chocolates Brescó, de Benabarre. Allí también las hacen de uva.

"Es una alternativa al chocolate para los niños, pero no es un producto que vendamos en exceso", indican en el obrador oscense, que los hacen desde hace décadas. Los realizan con purés y algún tipo de sirope. "Son a base de manzana porque llevan pectina", exponen. Esto hace que la textura sea diferente a las chucherías habituales, que se suelen elaborar con pectina animal. "Así se consigue que sean como una mousse o un puré frío", lo definen en este pueblo de Huesca. Como en el resto de pastelerías, también las venden como surtido.

Este tipo de dulces son una buena baza ante intolerancias o alergias. "Contiene fruta, azúcar y ya está. No llevan gluten, ni lecitina de soja, ni trazas de alimentos... Así que es un producto que para los niños está muy bien, siempre y cuando no se tenga alergia a esa fruta", indican en Brescó. "No puedo comer una chuche normal porque soy alérgica, pero sí una de estas", comenta una clienta de la empresa chocolatera.

A este tipo de dulces se suman otros caramelos más duros, que se consiguen tras trabajar grandes masas y dejándolas enfriar. Después se cortan con pequeños golpes y a envolver.

Cuestión de adultos

No todas las gominolas son para niños, muestra de ello son las que prepara Alicia Sánchez en Tauste. "Son 100% artesanales y con alcohol", cuenta. Disponer las mezclas en grandes soperas o aguardar un día para que se gelifiquen forma parte del proceso. Mojito, de tequila, Ciërveister, gin rosa, cava o ron son algunos de sus sabores, con un 5% de alcohol en volumen, algo que es difícil de conseguir al llevarlas al fuego. Otra de sus creaciones es la de vermú Turmeon, de Bodegas Jaime de Morata de Jalón. Incluso ha elaborado de birra, como recuerda, para una feria de cervezas artesanas del sur de Europa. Además de todas estas, oferta opciones infantiles, obviamente sin alcohol.

Alicia Sánchez es la encargada del proyecto Dulces Locuras, una iniciativa pionera en España.
Alicia Sánchez es la encargada del proyecto Dulces Locuras, una iniciativa pionera en España.

En estas fechas, próximas a Halloween, aprecia cómo se incrementa la venta de algunos de sus productos, como los ‘party packs’, una opción de 50 unidades que se ha popularizado para las quedadas en casa, como colofón a una cena. "Al fin y al cabo, mis creaciones son sinónimo de fiesta y son para ser gamberros", apunta Sánchez. Las marcas de licores y otras bebidas alcohólicas le hacen encargos, porque para ellas es un "valor añadido" y también participa en eventos, como uno que ha tenido esta semana en Madrid. De Tauste al resto del país, porque hace envíos a toda España.

Este tipo de productos, aunque a veces en un segundo plano, reivindican el potencial laminero de Aragón más allá de la pastelería y la repostería. A los obradores tradicionales se suman empresas que también elaboran gominolas, pero de forma industrial y que en ocasiones son referencia en el resto del país. De hecho, algunos comercios antiguos todavía conservan en sus fachadas la inscripción "fábrica de caramelos".

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