Pescados Sancho, el último puesto en la plaza del Mercado de Calatayud

José Manuel Sancho y Juani Márquez resisten con la persiana subida en un espacio que llegó a contar con casi 40 comercios.

José Manuel Sancho y Juani Márquez, en su pescadería.
José Manuel Sancho y Juani Márquez, en su pescadería.
Macipe

"Somos los últimos mohicanos". Así, tirando de humor somarda, se definen José Manuel Sancho y Juani Márquez, los bilbilitanos que regentan desde hace 35 años Pescados Sancho, que es hoy el único puesto que aguanta con la persiana subida dentro del mercado de la plaza de España –o también conocida como del Mercado– de Calatayud. "De los inicios, algunos dicen que siempre son duros. El nuestro no puedo decir que fuera malo, tampoco sencillo", concreta él, de 58 años.

Recuerdan ambos que hace más de tres décadas la situación a su alrededor era diferente: "El mercado estaba lleno y había mucha más gente. La verdad es que la clientela respondió y pudimos arrancar", concreta Sancho. "De los 40 puestos que hay entre las dos plantas, calcula que estuvieran ocupados 38", detalla. "Antes, el punto neurálgico era la plaza de España, la Rúa y la Bodeguilla, y la gente venía aquí. No había grandes almacenes y bajaban de los pueblos, porque también había más", puntualiza Márquez.

La caída en el número de puestos se dio poco a poco. "No ha habido relevo generacional y como todos son negocios familiares es complicado que el negocio siga si no es de casa", indica Sancho, quien reconoce que, en su caso, tampoco hay perspectivas de que sus hijos continúen con la empresa. Además, valora, mientras sale del mostrador, que "detrás hay mucho trabajo y mucho esfuerzo y si la gente viene es por la calidad". "Con las grandes superficies no puedes ir a precio, tienes que competir con algo mejor", subraya.

Trabajo de 'media' jornada: de 2.00 a 14.00

"De martes a sábado, a las 14.00 terminamos con la venta y a las 2.00 me levanto, cojo la furgoneta y bajo a Mercazaragoza. Allí compró el producto que me interesa y que necesito. Vuelvo, montamos el mostrador y a esperar a las clientas", desgranan mientras algunas de ellas otean entre el salmón, las pescadillas, el bacalao y las sardinas expuestas en la primera fila. Sobre qué público acude, Sancho explica que, aunque mayoritariamente femenino, "los hombres vienen más los sábados, porque saben que estoy desde las 7.30".

Entre los géneros, indica que algunos se pierden: "El chicharro, el sable, emperador… Salen poco de pesca y la gente los demanda menos", explica Sancho. En su caso, lo que siempre es un fijo es el salmón, la merluza de pincho "y el bonito cuando es temporada". Sobre quienes adelantan la cesta de Navidad, Sancho apunta que se compra "alguna cosa puntual, como el rape, que luego suele subir", y sostiene que "no es como antes". "Ahora no merece la pena, porque la diferencia no es tanta. Hace años la merluza pasaba de 900 a más de 2.000 pesetas", recuerda.

El trato, la clave. "Hay clientas que hemos visto crecer a sus hijos y ya sé cómo quieren cada producto. Nos conocemos y siempre se interesan por nosotros", apunta Márquez. Marisa Montañés lo ratifica: "Llevaré 25 años viniendo y lo hago porque la calidad se nota bastante. No es lo mismo que en un supermercado", puntualiza. También lo sostiene María Pilar García, quien argumenta que "tienen buen género y a mí me gusta la pescadilla, el salmón, la merluza y las anchoas con aceitico y vinagre".

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