La hamburguesería bocatería Mott abrió hace cuatro años en la plaza San Francisco de Zaragoza con la idea de elevar el listón de estas elaboraciones. Lo consiguió pronto y desde entonces no ha bajado el nivel, que en el caso de las hamburguesas lo marca la carne de ternera de La Finca.

Se elaboran a la parrilla y le tienen muy bien cogido el punto a la carne. Se notan los años de experiencia. La 'cheesemott' es su última incorporación, aunque ya lleva unos meses en la carta. Viendo los ingredientes –cabrales en crema, queso raclette y finder de mozzarella– podría pensarse en una sobredosis de queso y en una degustación complicada. Nada más lejos de la realidad. La presentación del queso está muy cuidada, envolviendo la carne, y con la sugerente compañía de cebolla caramelizada y membrillo. Una combinación tan evocadora como equilibrada.

Los hermanos Javier y Luis Carcas de Casa Pedro ejercen de asesores desde que inició su andadura y vaya si se nota. Toda la carta tiene un aire muy gastronómico. Desde entrantes como la burrata wakame, que se acompaña con kepchup casero al estilo oriental con trocitos de bacón, a la veguiburger de seitán y zanahoria con guacamole, o el bocadillo Bestial. En este caso, entre pan y pan se ofrece una jugosa presa de cerdo duroc marinada a la parrilla con cebolla y pimiento pochados, y queso y bacón ahumado.

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Al pan se le presta mucha atención y en todos los casos aguanta el contenido sin deshacerse ni irse al otro extremo. Los sándwiches en focaccia son muy llamativos. Sobre todo, el de boquerones en aliño de vinagre y aceite con el punto cítrico de mayonesa de limón.

Para los lamineros hay alternativas. Lo interesante, además, es que todas son caseras: desde las tartas de chocolate y queso a la cítrica y refrescante lemon pie.

Mott