gastronomía

Vino y sugerencias para dejarse llevar en el centro de Zaragoza

El wine bar Sophia apuesta por la calidad de las materias primas y de temporada.

Mollejas de cordero lechal de Sophia, en Zaragoza.
Mollejas de cordero lechal de Sophia, en Zaragoza.
Alejandro Toquero

Sophia aúna varios formatos hosteleros. Se parece a un restaurante, pero también a una alta taberna y, por supuesto, a un wine bar. Hay quien lo podría describir como un bar o cafetería de toda la vida, pero con mucho glamour. Y puestos a elegir, también está la opción de gastrobar.

Lo cierto es que este local lleva dos meses abierto y este tiempo de rodaje le ha venido bien para asentar su fórmula, que abarca muchas cosas. Desde el desayuno a la primera copa de la noche, el abanico es amplio. Pero si de centrar el foco se trata, los dos argumentos más llamativos son el vino y la carta de sugerencias.

La experiencia básicamente podría resumirse en la posibilidad de probar un buen vino, champán o cava sin necesidad de ir a un gran restaurante. A estas alturas, su carta recoge 137 referencias. De ellas, más de 30 se pueden tomar por copas en unas elegantes mesas altas. Hay vinos comerciales, pero el verdadero encanto de Sophia reside en dejarse llevar por las sugerencias que habitualmente ofrece Jorge Lahuerta.

Como no es un restaurante al uso, no se rige por los epígrafes habituales de entrantes, carnes o pescados. Básicamente, su punto de mira está en el producto de mercado y de temporada y alrededor de él se ofrecen distintas sugerencias. En estos momentos, por ejemplo, hay cuatro recetas que incluyen tomate. Más tarde llegarán las setas, la trufa…

Uno de los socios de Sophia está vinculado al negocio del cerdo ibérico en Guijuelo, así que el lomito ibérico hay que probarlo, sí o sí. Una de las cocineras es argentina con muchos conocimientos de panadería, así que la empanada de este país es otra de las especialidades.

La responsabilidad en la cocina la asume Sergi Morlans, un joven turolense de 23 años, formado con Martín Berasategui. Ha hecho muchas pruebas para diseñar la carta y hay tres platos que en este escaso tiempo de andadura están triunfando: los mejillones con cítricos y albahaca; las mollejas de cordero lechal, un producto delicado y que no es fácil trabajar, y el tataki de vaca madurada.

La croqueta es un punto de referencia imprescindible en cualquier establecimiento, y la de paleta ibérica de bellota de Sophia es de mucho nivel. Más bien líquida, fresca y mostrando sin tapujos la gran calidad de la materia prima de la que está hecha.

Terminar una comida con una tarta de queso, si ha sido larga y copiosa, es una opción a la que no todo el mundo se anima. Lo bueno en este local es que la tarta se puede probar en cualquier otro momento gastronómico del día, y hacerlo casi resulta obligado. Está elaborada con queso Idiazábal. En la base tiene una galleta apta para celiacos y el punto de cremosidad está muy logrado. Se acompaña de un helado, también de Idiazábal y ahumado, que aporta potencia de sabor a la degustación. A gusto del comensal queda decidir la intensidad, pero lo cierto es que la tarta está muy lograda.

En la sala el protagonismo recae en unas elegantes mesas altas. Hay algunas que se cruzan siguiendo una tendencia muy en boga en Europa de estar separado del vecino pero compartiendo una misma mesa alargada. Y presidiendo cada rincón, la elegancia y el glamour de Sophia Loren.

La ficha: Sophia

Dirección: calle Pedro María Ric, 25. Zaragoza.

Horario: de 9.30 a 1.30. Domingo, hasta las 18.00.

Descanso: domingo tarde, cerrado.

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