gastronomía

La Brasería 1885 abre sus puertas para animar la calle Alfonso

Forma parte del grupo del café de la antigua joyería Aladrén, que en unas semanas también inaugurará una tienda gourmet.

El pollo es uno de los elementos principales de La brasería 1885
El pollo es uno de los elementos principales de La brasería 1885
Guillermo Mestre

El Café 1885 reabrió sus puertas el pasado mes de abril en el número 25 de la calle Alfonso. En él se recrea con fidelidad la estética de uno de los comercios más elegantes de la ciudad a finales del siglo XIX, la joyería Aladrén, situada desde hace 137 años en esta emblemática calle.

Su propietario, Santiago Baselga, representa la quinta generación al frente del histórico local y no ha querido quedarse estancado en la recuperación de este espectacular café para la ciudad. Por lograr ese objetivo ha creado el Grupo 1885, y este mismo lunes se ha hecho realidad el segundo proyecto del mismo: la Brasería 1885.

Está muy cerca del café, apenas a 20 metros, en el número 15 de la calle Contamina. Sus puertas se acaban de abrir después de haber juntado cuatro locales que desde hacía tiempo estaban abandonados. De la suma de todos ellos ha salido esta brasería. “Si el Café 1885 te lleva directamente al siglo XIX, este establecimiento te recuerda que estás en un lugar de comida popular, pero en las antípodas del ´fast food`”, resume Santiago Baselga.

El comedor de la Braserie 1885
El comedor de la Braserie 1885
Guillermo Mestre

De hecho, su principal argumento gastronómico es el pollo, pero no uno cualquiera sino uno campero de Los Monegros, que se elabora en un horno especial para asar pollos al carbón. “Queremos recuperar los sabores del pasado –comenta el experto parrillero Esteban Ruiz– y para ello los maceramos y los presentamos a la mesa en una cazuela que al destaparse evoca muchos recuerdos”.

“Algo parecido sucede con nuestra hamburguesa –remarca Santiago Baselga–, se sirve con pan de cristal pero no lleva nada más porque la idea es no enmascarar sabores y disfrutar de la carne de ternera del Pirineo”.

Embutidos aragoneses como chorizo, longaniza y morcilla, chuletón o ternasco de Aragón asado y a la brasa son otras opciones. Para trabajar estos productos, además del asador de pollos, en la cocina hay un horno brasa, una parrilla abierta para poner las carnes a distintas alturas, una plancha… En fin, que se ha hecho una inversión importante para que cada argumento cárnico encuentre su mejor acomodo antes de salir a la mesa.

Pollo asado listo para su degustación.
Pollo asado listo para su degustación.
Guillermo Mestre

Justiniano Martín ha estado al frente de las obras de reforma. “No ha sido fácil para juntar los cuatro locales y darles los usos adecuados”. Justiniano se muestra especialmente satisfecho de cómo ha quedado el comedor, con vistas a un solar municipal al que Santiago Baselga espera dar utilidad muy pronto.

“Hemos recuperado para la ciudad un espacio totalmente deteriorado y queremos seguir haciéndolo”, comenta. Por ello va a solicitar que se pueda utilizar como terraza, “pero al estilo de las sidrerías vascas, con mesas corridas con bancos, donde haya actuaciones musicales; sería algo así como una prolongación de la brasería”.

Chuletón a la brasa
Chuletón a la brasa
Guillermo Mestre

Santiago Baselga quiere que este proyecto se desarrolle sin prisas y que los zaragozanos lo vayan conociendo poco a poco. “Nos planteamos ir más allá de la hostelería y contribuir a recuperar zonas degradadas de la ciudad como ésta”.

El siguiente paso va a ser abrir una tienda gourmet justo en frente de la brasería. Ya está en obras y es posible que se inaugure antes de las fiestas del Pilar.

El comedor de la Brasería 1885, con el personal que lo atiende
El comedor de la Brasería 1885, con el personal que lo atiende
Guillermo Mestre

Justiniano Martín explica que en esta tienda se venderán para llevar muchas de las recetas que se elaboren en la brasería. Además, buena parte esos platos también estarán en el Café 1885 y, al mismo tiempo, las tartas y crepes del café se podrán disfrutar en la brasería. En definitiva, que todos los negocios se retroalimenten. 

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