Quiosco del Bruil, la brasería más ambientada de Zaragoza

El quiosco del Bruil fue uno de los primeros que abrió tras el proceso de licitación para la reforma y modernización de la mayoría de las instalaciones de este tipo que hay en Zaragoza. Fue en abril del año pasado cuando su terraza, una de las más populares de la ciudad, recobró de nuevo la animación.

Este año largo de funcionamiento no ha sido fácil porque los coletazos de la pandemia todavía han hecho muchos estragos y consolidar un proyecto nuevo no es sencillo. Pero Emilio Gareta y sus socios –entre ellos el cocinero del restaurante Uasabi, Abel Mora– han puesto toda su experiencia al servicio de este proyecto.

Desde el principio lo tenían claro: ellos están vinculados a la restauración, es lo que saben hacer y es lo que han intentado plasmar en el quiosco del Bruil. Estas intenciones se han concretado en una de las terrazas más gastronómicas de la ciudad.

El chef Abel Mora ha diseñado la carta, centrada en argumentos culinarios de una brasería. Eso sí, en ella se fusionan la brasa tradicional española y la argentina alrededor de sus dos principales herramientas de cocina: una parrilla tradicional abierta y un horno josper.

En este último, los alimentos conservan muy bien jugosidad y la textura en boca es exquisita. Debido a la gran potencia de calor que adquiere la cámara de cocción sellan mejor que en una parrilla convencional. En cualquier caso, Emilio Gareta explica que “el chuletón se prepara sobre la parrilla clásica, como se hace habitualmente”.

La combinación de despieces cárnicos de España y de Argentina da mucho juego. En estos meses que lleva abierta la brasería, las chuletas de ternasco asadas son el principal reclamo. Pero a los niños, por ejemplo, “les encanta la milanesa napolitana”. Y uno de los cortes argentinos más demandados es el ojo de bife (lomo alto de vaca madurado con el tratamiento especial que se lleva a cabo en este país sudamericano).

Desde el primer momento, Emilio Gareta y sus socios tuvieron claro que “esta terraza funcionaría, como lo ha hecho siempre, porque es un parque al que les encanta venir a los niños que viven en el entorno”. Así que había que atraerlos para que detrás fuesen los padres. Para intentar conseguirlo, los socios del quiosco del Bruil contactaron con el centro de tiempo libre Esbarizaculos para organizar actividades, y es lo que hacen, especialmente los fines de semana.

La carta invita a probar un poco de todo, a combinar el chorizo criollo con la morcilla de Burgos, o las mollejas de ternera a la brasa con una tabla de jamón de Teruel. Una mención especial merecen la ensaladilla rusa acompañada de tosta de wanton y la ensalada de burrata.

Todos estos detalles seguro que han influido para que el quiosco del Bruil haya recibido el reconocimiento de un Solete de la Guía Repsol como una de las mejores terrazas de Zaragoza. Sin duda, lo es. De las más céntricas y en un parque con mucho ambiente.

Eso sí, estando como está a 15 minutos de la plaza de España, Emilio Gareta reconoce que a muchos zaragozanos todavía les cuesta desplazarse. “Para aparcar está un poco complicado porque hay un parking que tenía que estar abierto hace muchos años, pero ahí sigue, cerrado, aunque venir desde el centro es un paseo”.

En cualquier caso, los socios del quisco organizan habitualmente numerosas actividades que ejercen de imán para atraer clientes. El pasado día 10 y el próximo 17 de septiembre, por ejemplo, se celebra un concurso de bandas en el que se reparten 3.500 euros en premios, además del plus para los ganadores de actuar en las fiestas del Pilar.

En los días festivos pasarán por el escenario que se va a montar en la terraza Leticia Sabater, Jordi Évole y su banda Los Niños de Jesús y un tributo a la legendaria banda de rock Queen. Lo dicho, un quiosco muy ambientado.