Los cocineros que alimentan a los líderes del planeta

El llamado G20 de la gastronomía, formado por los chefs de los jefes de Estado, degusta recetas nacionales a su paso por Madrid.

Los miembros del Club Chefs des Chefs posan en una foto de grupo en el jardín del hotel Mandarin Oriental Ritz de Madrid.
Los miembros del Club Chefs des Chefs posan en una foto de grupo en el jardín del hotel Mandarin Oriental Ritz de Madrid.
EFE

Isabel II adora el foie gras; al expresidente de Estados Unidos, George Bush, nunca le apetecía el brócoli; a los mellizos de los príncipes de Mónaco les gusta probar nuevos sabores, y en la Moncloa son de buen comer. Son algunos de los secretos culinarios que han contado los chefs de los jefes de Estado y de Gobierno del mundo, que se han reunido por primera vez en España de la mano del Club des Chefs des Chefs.

Casi una veintena de los cocineros que integran la asociación han conocido en Madrid los sabores nacionales y los platos más representativos. Los chefs de confianza de los mandatarios de países europeos, africanos, asiáticos y americanos han prometido añadir recetas españolas a sus menús a la vuelta a los fogones presidenciales.

La labor de estos otros gobernantes de los palacios presidenciales no es fácil. Preparar platos para el mismo 'cliente' (Pedro Sánchez, su mujer Begoña y sus hijas Carlota y Ainhoa, además de los invitados que pueda haber a la mesa) todos los días y que no se aburra es un trabajo que implica "creatividad, conocimiento y riesgo", dice el chef de la Moncloa, José Roca. Su visión es compartida por el resto de integrantes del exclusivo grupo, conocido en el mundo culinario como el G20 de la gastronomía, creado en 1977.

En la Moncloa comen mucho. Hay "días de alegría" con dulces o hamburguesas pocas veces al mes. Los platos saludables son los principales y se escogen al inicio de la semana. Roca, con 44 años de experiencia, envía un listado de propuestas y recibe la hoja de ruta para los próximos días con alguna petición especial que rompe la dieta. "Los mandatarios españoles han sido muy caseros. Tienen el despacho al lado de casa porque la familia ocupa un lugar muy importante. Como cocineros intentamos que la mesa sea un punto de encuentro para olvidar los problemas", desvela Roca.

El chef de Alberto II de Mónaco, Christian García, a parte de ser el presidente del club desde hace 15 años , también es padre de gemelos, así como los actuales príncipes monegascos. El cocinero, francés de nacimiento y con orígenes andaluces, lleva 35 años entre los fogones del palacio. Desembarcó en 1987 con un contrato de trabajo de siete meses y ya no salió nunca más. Aunque es el jefe de la mayor cocina del país, en su hogar gobierna su esposa, que es la que prepara los platos en casa.

Las ideas de los chefs surgen de las constantes expediciones que realizan con el grupo. Al tener el mismo comensal, es una obligación arriesgarse con sabores internacionales, es una apuesta que a veces sale bien y otras no. Pero siempre intentan innovar. El fundador de la asociación, Gilles Bragard, resaltó que al inicio era un club de amigos que alimentaban a los líderes del planeta, después surgió una tarea por cumplir: ser los embajadores de la gastronomía de cada país. Llegados desde Francia, Finlandia, Alemania, Italia, Mónaco, Dinamarca, Países Bajos, Suiza, Luxemburgo, Estonia, Sudáfrica, Marruecos, Israel, India, Perú, Ecuador y Canadá, todos ellos defienden sus productos locales, pero no se cierran a descubrir territorios a través de la comida. "Las mejores recetas son las de mi madre", coinciden en señalar.

Los chefs comparten sus días con las familias reales y presidenciales, por esto la confidencialidad es esencial. Algunas anécdotas son muestra de que es mejor "saber de todo y no recordar nada", dijo Bragard. Una de las historias que cuenta es que hace varios años se conoció que al expresidente de Estados Unidos, George Bush, no le gustaba el brócoli y un día después de saberlo, los agricultores se manifestaron ante la Casa Blanca. O sea, un simple comentario de un jefe de Estado sobre un plato puede acabar desatando un conflicto laboral. "La mesa también es política", dice.

El fundador del club aclara que con cada cambio de Gobierno también se modifica la cocina. Tal es el caso del chef de la Administración israelí, Joseph Korson, que está de 'vacaciones' a la espera de la elección de un nuevo mandatario en el país. Por esto, combina su pasión por la gastronomía con la tecnología con su propia empresa de productos para preparar alimentos.

La gastronomía se ha convertido en un pilar de los gobiernos, aseguró Gilles Bragard, citando las palabras que el diplomático francés del siglo XVII, Charles Maurice de Talleyrand, le decía a Napoleón Bonaparte: "Dame buenos platos y haré buenos tratados".

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