gastronomía

La Bodeguilla de la Santa Cruz brilla de nuevo tras varios años cerrada

Isabel Pérez está redecorando el local donde quiere que convivan un espacio gastronómico y una tienda de antigüedades.

La Bodeguilla de la Santa Cruz se encuentra en el número 3 de la calle Santa Cruz.
La Bodeguilla de la Santa Cruz se encuentra en el número 3 de la calle Santa Cruz.
A. Toquero

No está muy claro desde cuándo estaba cerrada La Bodeguilla de Santa Cruz (c/ Santa Cruz, 3), pero lo que es seguro es que hace más de cinco años y menos de diez. En cualquier caso, bastante tiempo.

En la memoria de muchos zaragozanos probablemente siga presente su decoración con piezas retro y vintage que transportaban al visitante al entorno de un anticuario. Además, por supuesto, del recuerdo de sus tapas y raciones. Las papas con mojo, el pollo al curry con piña o los huevos rotos eran sus especialidades.

Todo eso que desapareció hace unos años tras el cierre, felizmente vuelve a ser una realidad para el disfrute de los visitantes del Tubo. Y es que este local tiene un punto diferencial que lo hace muy atractivo.

Un caleidoscopio preside el techo en la zona de la barra.
Un caleidoscopio preside el techo en la zona de la barra.
A. Toquero

La reapertura se produjo después de Semana Santa, pero casi de forma clandestina, sin apenas hacer ruido. De hecho, el local ha ido abriendo al público en el horario de ambiente de la zona, a partir del jueves y hasta el domingo, pero casi adaptando la apertura a la reforma que se está llevando a cabo.

Isabel Pérez está vinculada al mundo de las antigüedades y la decoración, y es ella la que está al frente del proyecto recuperando todo lo recuperable e incorporando piezas nuevas. Buena parte del mobiliario y de las estanterías se han mantenido, “pero eran muy oscuras y lo que he hecho ha sido dar más claridad”, comenta. En ello está, y en función de cómo avance el trabajo irá abriendo más días. Esta semana, de hecho, tenía previsto hacerlo.

La nueva barra es un antiguo altar que ha restaurado Isabel Pérez.
La nueva barra es un antiguo altar que ha restaurado Isabel Pérez.
A. Toquero

Su objetivo es que en la nueva Bodeguilla de Santa Cruz convivan un espacio de gastronomía y una tienda de antigüedades. “De alguna forma es el proyecto que llevaba en la cabeza desde hace más de 20 años –prosigue– y ahora por fin se han dado las circunstancias para que se haga realidad”.

Isabel tiene claro que con los cambios que está introduciendo “La Bodeguilla no va a perder la esencia de lo que fue, pero va a ser un sitio mucho más acogedor”. La sensación al entrar es de que parece más grande. “Se ha eliminado un tabique y tal vez ese es el motivo”, prosigue.

Junto a la barra hay una zona para una estancia reposada.
Junto a la barra hay una zona para una estancia reposada.
A. Toquero

Lo que sí ha cambiado mucho es la estética. En el espacio central lo primero que llama la atención es la nueva barra, un antiguo altar al que todavía le queda algún detalle para concluir la restauración, “pero que casi está terminada”.

En el techo también es novedosa la presencia de un caleidoscopio, uno de los juguetes más conocidos del mundo y apreciado por el efecto óptico que provoca. “A partir de él se forma toda la decoración”, sugiere Isabel.

Las estanterías se han aclarado para que no dé sensación de tanta oscuridad.
Las estanterías se han aclarado para que no dé sensación de tanta oscuridad.
A. Toquero

Justo al lado está una zona que tiene un aire más rústico. Era el antiguo patio del edificio, por donde se entraba a las viviendas, y hoy se asemeja a una sala de estar para una estancia relajada. Por último, en el sótano se encuentra la bodega. En esta zona del Casco Histórico hay muchas parecidas. El objetivo de la nueva propietaria es rehabilitarla y utilizarla como comedor para todo tipo de eventos. Es la parte más clásica y rococó, y hasta septiembre seguramente no estará lista.

De momento, la oferta gastronómica de La Bodeguilla de Santa Cruz lleva un ritmo parecido al de la redecoración. Se van introduciendo tapas y raciones poco a poco, pero este aspecto todavía tendrá que definirse más claramente. “Estoy haciendo comida casera y de mercado, pero una de las recetas que quiero recuperar es la de papas con mojo picón que tanta fama le dio a este local”, explica Isabel.

Lo que ha notado con creces en estos dos meses escasos es el cariño del público. “Hay mucha gente que la ve abierta y se acerca porque tiene el recuerdo de cómo era y quiere comprobar si sigue igual; se sorprenden porque dicen que les parece más grande”.

Lo dicho, el Tubo recupera un escenario icónico para el disfrute de zaragozanos y visitantes.

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