gastronomía

Rafa Maza: "Me preocupo si paso varios días sin pisar la cocina"

El actor Rafa Maza reconoce que cocinar "es terapéutico y fomenta la improvisación".

Rafa Maza, comiendo en La Feria de Zaragoza.
Rafa Maza, comiendo en La Feria de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Al actor Rafa Maza los recuerdos culinarios le llevan a Tardienta, el pueblo de su padre Rafael. El humorista tiene muy asociada la figura paterna a la cocina. "Fue militar, pero siempre ha estado entre fogones; es su gran pasión". Tanto, rememora, que llegó a ganar el concurso de recetas de pollo a la chilindrón que se celebra en las fiestas de San Lorenzo de Huesca.

A Rafa Maza le ha quedado la impronta de este plato porque a la hora de proponer un menú ideal para agasajar a unos invitados, no duda en incluir su versión de este guiso. "Y por delante, unas buenas gambas a la plancha y una ensalada con aguacate y tomate rosa de Barbastro".

El actor se confiesa "más de producto que de grandes elaboraciones, como un chuletón o pescados al horno, ya que quedas muy bien y no te pringas demasiado; como habitualmente tengo poco tiempo para cocinar, casi siempre voy por este camino".

De su padre le gustaría recibir más enseñanzas, "pero cuando él está en la cocina es difícil enredar", comenta entre risas. En cualquier caso, tiene grabadas a fuego recetas de su infancia. "Comíamos muy bien y de todo, muchos alimentos silvestres como setas, caracoles, espárragos, caza o pesca". Se acuerda también de un plato que su padre presentó a un concurso. "Llevaba trucha del Pirineo, caracoles y espárragos trigueros".

El actor Rafa Maza nos reúne en La Feria, el restaurante al que le gustaba ir cuando estudiaba y que le trae grandes recuerdos.
"Siempre que vuelvo a casa no pueden faltar los canelones de atún de mi madre"

De los veranos en Tardienta tiene grabadas recetas como "el ajo moroño o el salmorrejo con tortilla falsa". Pero no solo su padre tiene buena mano en los fogones. Rafa vive desde hace años en Madrid, "pero siempre que vuelvo a casa no pueden faltar los canelones de atún de mi madre".

La primera vez que viajó a Italia descubrió "la maravilla de comer la pasta al dente, algo que en nuestro país, en general, no sucede". A la hora de prepararla le gusta dejar su sello de cocinero cuando le visitan sus sobrinos. "Hago el tomate con mucho cariño, que no falte albahaca y también suelo poner champiñones".

Comida de La Feria, restaurante libanés en Zaragoza.
Comida de La Feria, restaurante libanés en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Aunque habitualmente no tiene tiempo para cocinar, reconoce que se preocupa si pasan unos cuantos días y no visita esta estancia de la casa. "Me doy cuenta de que no me estoy ocupando de mí mismo, ni poniendo toda la carne en el asador en muchos aspectos de mi vida". Y es que tiene claro que cocinar le resulta terapéutico, "me hace conectar conmigo mismo y expresar amor hacia los demás".

Un día leyó que la felicidad se mide por el tiempo que dedicas al desayuno, "así que es un momento gastronómico que cuido especialmente preparando un buen café, zumos naturales y pan, mermeladas y mantequilla de calidad".

De humor y recetas. La vinculación de la gastronomía y el humor la asocia a la improvisación, tan importante en su vida profesional. Fabiolo, su personaje más popular, siempre lleva una raqueta "que puede ser desde un camello a una flauta". Por otra parte, cuando abre el frigorífico suele pasar algo parecido, "que a partir de una patata coja un poco de aquí y de allá y termine preparando una cena apañada".

En sus espectáculos también encuentra en la gastronomía un punto de inspiración. En Fabiolo Connection, por ejemplo, habla de un restaurante en Abu Dhabi que se llama La Biblia en Boca. "En la carta se pueden pedir génesis de verduras, salomón marinado, pizza cuatro plagas, sopa de filisteos o profetaroles".

En otras ocasiones pone en escena la parodia de una barbacoa vegana sobre la cocina 'hipster'. Y del jamón se le ocurrió hablar en una de sus obras tras leer la noticia de que se necesitaban cortadores y el Ayuntamiento de Madrid financió los cursos.

A la hora de 'venderlos', Fabiolo explicaba que un buen jamón lleva siete años escurriendo hacia abajo y terminaba parodiando los diferentes tipos de cortes para ser un buen profesional: en lonchas, tacos, virutas o lascas.

En fin, que el humor y la cocina van muy de la mano. Para Rafa Maza, el gran maestro de este maridaje es el cocinero Carlos Arguiñano. "He coincidido con él varias veces y su figura es la demostración más clara de lo terapéuticas que son la risa y la gastronomía". 

Rafa Maza, fiel al entorno del campus de San Francisco y a La Feria

El actor Rafa Maza ha elegido el restaurante libanés La Feria (Pedro Cerbuna, 23. 976 565 448) por la vinculación especial que tiene con este establecimiento. Lo descubrió cuando terminaba la carrera de Historia. "Hace 20 años –recuerda– era muy exótico, todo un hallazgo". Cuando vuelve a Zaragoza suele visitarlo. "Primero voy a saludar a los bibliotecarios de Humanidades; me paso por Antígona a ver a Julia y a Pepe, y termino en La Feria charlando con Osama y disfrutando de una ración de chawarma (carne de ternera y ternasco, tomate, pepinillo, cebolla y salsas). Nada que ver con los kebab que tanto proliferan ahora", aclara.

En Huesca le gusta ir a Tatau cuando quiere quedar bien. "Siempre se ha dicho que la gastronomía oscense es mejor que la de Zaragoza; creo que somos más estirados, como más finos", dice entre risas. Otro recuerdo de la infancia le lleva al Ricoricocú de la calle Padre Huesca, "donde preparaban unas gambas rebozadas estupendas". 

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