gastronomía

Ideas para triunfar con un pícnic rápido y elegante

Cesta, mantel, algo de menaje con estilo y, sobre todo, comida fácil de transportar y de comer.

Pícnic preparado en el parque Grande José Antonio Labordeta, por Cristina Banzo.
Pícnic preparado en el parque Grande José Antonio Labordeta, por Cristina Banzo.
Toni Galán

Los pícnics están de moda, para comprobarlo solo es necesario dar un paseo por cualquier parque y pradera o cotillear las redes sociales. Nunca se fueron, pero desde la pandemia la impresión generalizada es que se ha intensificado esta tendencia. Diferentes idiomas, personas de toda clase social y gustos se pueden sentar al mantel para desayunar, comer, merendar o cenar.

Aunque sea algo tradicional, no se tiene por qué caer en la típica tortilla de patata y empanada. "Yo haría unas torrijas de gazpacho, para después poder añadir encima jamón de Teruel o una trucha del Cinca escabechada", propone Luis Vicente, de El Escondite de Zaragoza (paseo Rosales, 30), como alternativa a lo tradicional. Alrededor de un cuarto de hora después, ese menú está listo.

Luis Vicente, de El Escondite, con su propuesta para pícnic.
Luis Vicente, de El Escondite, con su propuesta para pícnic.
Francisco Jiménez

Para elaborar las torrijas, primero prepara el gazpacho, en el que incluye sandía o frambuesa, además de los ingredientes habituales. En él baña el pan –que no es necesario que sea duro–. Tan solo quedan pasarlas por huevo y a la sartén, para freírlas con aceite de oliva. Encima se puede colocar jamón cortado muy fino o la trucha que comentaba Vicente. "En ocho o diez minutos está hecha", promete el chef de El Escondite y así es. En una sartén vierte aceite, vinagre, ajos, pimienta y laurel, y allí escabecha los filetes de trucha. En este caso se puede presentar desmenuzada o en un trozo del filete, como ejemplifica Luis Vicente mientras lo prepara en vajilla de la artesana aragonesa Sara Monge. Está la opción de hacer torrijas grandes u otras más pequeñas para comer de un bocado.

Una barra de frutas, "ideal" para el pícnic

Los pícnics también tienen su propuesta dulce, como la banda de frutas que ofrece Tolosana. La definen como "sencilla, fresca y sabrosa". La receta consiste en una masa de mil hojas de hojaldre, sobre el se esparce mermelada de frutas, un bizcocho delgado de almendra y se cubre con crema pastelera. Lo que le da personalidad a este postre es la fruta –que cambia en función de la temporada–. Como piedras preciosas se incrustan las fresas, el melón, la sandía, el kiwi, la naranja, la manzana o la piña. "Resulta muy fácil de transportar y es ideal para una cena o comida al aire libre", valora Jesús Tolosana.

Pícnic preparado en el parque Grande José Antonio Labordeta, por Cristina Banzo.
La barra de frutas que proponen desde Tolosana.
Toni Galán

Cristina Banzo sirve esta banda sobre una fuente antigua. Ella es la autora del libro 'Antes mesa que sencilla', de la editorial Oberón, y quien con tanta maña como arte diseña en un momento una mesa que se hace realidad en la zona de pícnic del festival Zaragoza Florece, que este fin de semana se celebra en el parque Grande José Antonio Labordeta. "La clave es elegir un mantel de colores vivos, que es lo que combina con el verde del campo", recomienda Banzo. Son muy de película los pícnics con mantel de cuadro vichy: "En ese caso, aconsejo jugar con servilletas de otro tono, pero que sean muy fuertes".

"Es bonito el contraste, la uniformidad es aburrida"
Pícnic preparado en el parque Grande José Antonio Labordeta, por Cristina Banzo.
Dos copas desparejadas, que dan alegría a un pícnic.
Toni Galán

La intensidad del color también se puede trasladar a los platos, mezclando lisos con estampados, lo que le otorga personalidad al encuentro. Se puede utilizar el menaje que se tenga en casa, como platos heredados o, incluso, servilletas con las iniciales bordadas teñidas con tinte. "Es bonito el contraste, la uniformidad es aburrida", zanja Cristina Banzo, muestra de ello son las copas desparejadas que dispone. Esta zaragozana considera que en un pícnic no puede faltar una cesta de mimbre y flores. En su caso, también la decora con figuras de mariposas –como las que vuelan por esta página–.

A pesar de que los pícnics ya eran costumbre de cuando las fotos eran en blanco y negro, pueden ser vanguardistas, de hecho, los más asiduos a esta práctica invitan a llevar altavoces inalámbricos. Todo ideal para brindar, por ejemplo, con un té frío, como el que prepara Luis Vicente, así que conviene no olvidar la neverita.

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