gastronomía

¿Cuánto tiempo puedo tener abierta una botella de vino? ¿Y cómo la conservo?

Cada tipo de vino tiene su propia fecha límite. La nevera es el mejor lugar para guardar las botellas estos días.

Botella de vino tinto
La Navidad es un momento habitual de descorches en muchas familias. Pero no todos los vinos se acaban y muchos se echan a perder...
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En algunas casas es habitual escuchar el 'pop' característico de la apertura de una botella de vino. Hay familias en las que se consume con fruición, ya sea un vino casero elaborado en el pueblo de procedencia o algún otro comercializado por una bodega, y no se permite que un casco permanezca abierto más allá de dos o tres días. El panorama es distinto en otros hogares. Algunos consumidores lo son de forma puntual, sobre todo en celebraciones familiares o en otras fechas señaladas, como las que acabamos de vivir. Y es en estos momentos cuando abren varias botellas sin la certeza de que serán vaciadas algún día cercano.  

Por eso, si se pertenece a este segundo grupo, conviene hacerse algunas preguntas: ¿Cuánto tiempo puedo tener abierta una botella de vino antes de que se eche a perder? ¿Y cómo la conservo? ¿La guardo tumbada en la nevera o vertical en una estantería? Varias incógnitas que Víctor García, propietario de la vinoteca y gastroteca Vinopremier (calle de Jerónimo Zurita, 3. Teléfono: 876 434 293), ayuda a despejar.

Hay que partir de la base de que ningún vino podrá pasar más de siete días desde su descorche sin perder las propiedades que lo hacen único. Y esto ocurre, detalla García, "por el contacto con el oxígeno, que pasado un tiempo oxida el vino y le hace perder sus aromas". "El oxígeno, junto a la luz, es lo que peor sienta al vino. Una vez lo abrimos debemos tener en cuenta que se inicia un proceso de oxidación del que no hay vuelta atrás", indica.

En cualquier caso, recuerda el experto, cada tipo de vino tiene un periodo distinto antes de 'caducar':  "Los blancos y rosados nos pueden aguantar en buenas condiciones del orden de 3 o 4 días como máximo, el mismo tiempo que podemos tener abierto un vino de crianza o un reserva". 

"Por su parte los vinos jóvenes son los que pueden esperar en la nevera un poco más, en torno a una semana, mientras los espumosos pueden estar abiertos un máximo de tres días", sentencia.

Y aunque no existe fórmula alguna que nos permita varar una botella durante semanas y volver a disfrutarla como el primer día, sí hay algunos consejos que, de seguirlos, nos ayudarán a reducir la oxidación. "Como por ejemplo utilizar el mismo corcho que le hemos quitado a la botella, que guardaremos en el frigorífico ya que el frío ralentiza el proceso".

Esa vuelta a la nevera deberá hacerse en vertical, de modo que el vino ya no esté en contacto con el corcho. "Y si nos queda más botella que líquido, pasaremos este último a un recipiente más pequeño, de modo que esté expuesto a la menor cantidad de oxígeno posible", apunta el responsable de la vinoteca.

Por último, este apasionado del vino aconseja hacerse con un tapón que haga bomba de vacío, un artículo que se ha extendido en los últimos años y que favorece esta estanqueidad tan necesaria. Para los espumosos existen tapones especialmente fuertes que, como resulta lógico, son bastante más efectivos que una cucharilla de postre... 

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