Zaragoza

Un 'hasta siempre', pero con alegría, al templo de los callos en Las Delicias

La jubilación de Enrique Palaguerri, dueño del 'Tu casa - El Cacerolas' deja al barrio de Zaragoza huérfano de sus populares guisos. 

Enrique, entre las cazuelas que le dan sobrenombre a él y a su bar.
Enrique, entre las cazuelas que le dan sobrenombre a él y a su bar.
HERALDO

"Pasa, pasa, entra a la cocina y mira cómo se hacen unos buenos callos de verdad, ¡con sabor!". Son los últimos días de Enrique Palaguerri en la cocina de su local, pero se mueve por ella con la energía de un chaval al que le quedan cuarenta años hasta la jubilación. 

El hostelero es el capo de un pequeño bar-restaurante con un nombre peculiar, 'Tu casa - El Cacerolas' (Jordana, 3), que se ha convertido en una suerte de templo de los callos en el barrio de Las Delicias de Zaragoza. Enrique, que echa el cierre "con alegría" después de llevar trabajando "prácticamente desde los diez años", cree que este producto fue una apuesta arriesgada, pero que el tiempo y una clientela fiel le ha acabado dando la razón. 

"Cuando cogí el local nadie por aquí hacía callos de bacalao, me preguntaban que qué era eso", recuerda. Pero ahora me los piden a diario. También los callos de ternera, de ternasco, de careta adobada de cerdo... y carne de caza como muflón o rebeco, todo ello guisado, o buey de Nebraska, que lo hago estofado o escabechado", enumera para quienes quieran aprovechar para darse el gustazo antes del día 30, cuando bajará la persiana.

Enrique trata de buscar un relevo adecuado para el local, que tiene varios pretendientes. "Aquí hay una clientela fija, algunos de ellos se han acabado convirtiendo en amigos. Si se les cuida, seguirán viniendo. Los fines de semana se hacen buenas cajas", cuenta, aunque a la vez asume que son momentos complicados para el sector. "La hostelería lo tiene ahora difícil, solo aguantan sin problemas los grandes. Los pequeños tienen más trabas porque la gente está con miedo de salir de casa y meterse en lugares cerrados", razona. 

El cocinero, que de joven se formó como pastelero, ha estado ligado a los fogones durante toda su carrera profesional: "He pasado por distintos locales, hasta elaboré la receta de un famoso cruasán del centro de la ciudad. Luego empecé a cocinar este tipo de platos salados y así hasta hoy, que con 64 años cumplidos por fin me jubilo". 

¿Y el curioso nombre de su local? "Como siempre estaba entre cacerolas, un buen amigo que ya murió me puso ese apodo, que he mantenido hasta hoy. Y como el bar que había antes aquí se llamaba 'Tu casa', pues uní ambos, ya que esto es como una casa", explica el zaragozano desde el comedor, en el que acostumbran a juntarse "grupos que ya son habituales, sobre todo uno de jubilados de la GM que tienen aquí su punto de encuentro".

El establecimiento, que anteriormente acogió la hamburguesería Tropicana, ha recibido estos días decenas de visitas después de que la Agrupación de comerciantes de la calle Delicias y adyacentes destapara la liebre del cierre. "Estoy desbordado, está siendo una locura, casi demasiado. Pero se agradece que te valoren tanto y te digan que te echarán de menos", reconoce Enrique.

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