gastronomía
Más de medio siglo comiendo Pan de San Lorenzo para las fiestas de Huesca
Fue creado por la pastelería Ascaso y después adoptado por las demás confiterías, que hacen además otros dulces laurentinos.
Este mes de agosto se cumplen 52 años de la creación del Pan de San Lorenzo, un postre ideado para agradar a todos los paladares en las fiestas laurentinas y en las semanas previas y siguientes, pues de hecho se vende en casi todas las pastelerías de Huesca durante todo el mes de agosto.
Fue en 1969 cuando a Vicente Ascaso, propietario de la pastelería homónima, y Antonio Oliván, maestro pastelero del establecimiento en aquellas fechas, a la vista de que faltaba un dulce típico para conmemorar la festividad del patrón de Huesca, decidieron crearlo en forma de pan dulce inspirado en el arraigo a la tierra. Los ingredientes que utilizaron fueron harina, levadura, leche, mantequilla, frutas confitadas, pasas, azúcar, naranja y limón.
Al año siguiente, Ascaso planteó a los demás pasteleros de Huesca que se sumasen a la elaboración del Pan de San Lorenzo con el fin de consolidarlo como un elemento más de las fiestas patronales. Y en efecto, desde 1970 se fueron adhiriendo el resto de confiteros en lo que fue una acertada idea, como reconoce Jesús Tolosana, director gerente de pastelería Tolosana, donde elaboran este pan con su toque particular, al igual que hacen el resto de pastelerías.
El de Tolosana, en concreto, además de los ingredientes básicos, lleva también almendras y hasta seis especias diferentes. Para degustarlo en toda su intensidad, recomienda cortarlo en finas rebanadas, de manera que se puedan apreciar los aromas del clavo, la canela, la vainilla, el cardamomo, la nuez moscada, el ron y la mantequilla.
Desde entonces, su consumo ha ido aumentando anualmente y ni siquiera en 2020, año de la llegada de la pandemia, dejaron los oscenses de comprar este postre, que ya es tan imprescindible en las mesas del periodo laurentino como el pollo al chilindrón o el melocotón con vino. Y no solo se consume tras los ágapes sino que se toma en cualquier momento del día durante este mes en que está a la venta, pues es un dulce esponjoso y apetitoso que se puede comer en el desayuno, en la merienda o en cualquier momento del día en que apetezca un tentempié dulce.
Al haberse suspendido las fiestas, sí que se notó el año pasado que no hubo muchos turistas llegados a Huesca durante el mes de agosto, quienes son también clientes habituales de las pastelerías oscenses. La fama y prestigio de estos establecimientos, gracias a productos tan populares como el Pastel Ruso de Ascaso o la Trenza de Almudévar, de Tolosana, están muy extendidos por todo el territorio nacional, así que todos quienes hacen parada en Huesca hacen acopio en las dulcerías para llevar sus especialidades a sus lugares de origen y obsequiar a sus amigos y familiares. En estas fechas también compran, por supuesto, el Pan de San Lorenzo y otras creaciones que las pastelerías han ido sacando en años posteriores inspiradas en las fiestas laurentinas.
Por ejemplo, en Tolosana hacen una tarta y unos pasteles de los danzantes elaborados con un esponjoso bizcocho de almendras, con una infusión fría de té y un cremoso de naranja. También hacen unas Trufas Laurentinas a base de ganaché ligero con cobertura blanca e infusión de albahaca y una gelée de limón que le aporta frescura.
En Ascaso elaboran igualmente varios productos laurentinos: tarta Alba, inspirada en la pastelería tradicional europea, que lleva el toque especial de la albahaca; tarta Lorenzana, de bizcocho con harina de almendra y lima natural con una capa de mousse de lima y albahaca infusionada; Tiras Laurentinas, de hojaldre de mantequilla con albahaca; o la tarta 10 de agosto, con albahaca y chocolate grand cru como ingredientes distintivos.
