José Andrés: "Lo siento mucho, pero mi coche no es lo más importante que hay en el planeta Tierra"

El chef fue galardonado esta semana con el Princesa de Asturias de la Concordia por los comedores humanitarios de su ONG World Central Kitche.

El chef José Andrés
El chef José Andrés
@chefjoseandres

Podía haberse quedado con los clientes de sus estrella Michelin y beber los aires del poder en Washington, pero en lugar de eso se hizo adicto a las sonrisas sinceras de los desarrapados del mundo, a los que ponía un plato en la mesa cuando más lo necesitaban. Ycuanto más daba, más recibía, así que ya no pudo parar. José Andrés (Mieres, 1969), flamante Premio Princesa de Asturias de la Concordia, se ilusionó con cambiar el mundo a través de los restaurantes y empezó a soñar a lo grande, convencido de que la alimentación es la piedra angular de todos los males.

¿Qué ha sido más difícil, que le reconozcan en España o abrirse camino en Estados Unidos?

No trabajo para que nadie me de las gracias o para sentirme reconocido. Para mí la sonrisa de mi mujer o el abrazo de mi hija ya es un reconocimiento increíble.

Pero al vivir fuera de España siempre queda un vacío en el alma, ¿no?

Sí, yo seré emigrante toda mi vida. Madre vasca nacida en Baracaldo, aunque criada en Asturias; padre maño, de Puebla de Valverde; familia de tías y tíos y primos en Cantabria, en Valencia, en Cataluña; mujer andaluza de Algeciras, gaditana; hijas americanas... Soy un pequeño ejemplo de tantos que hay en el mundo, inmigrantes que tendemos puentes y entendemos que somos mejores cuando somos aceptados y aceptamos a otros. Un mundo donde el que no es como tú no es tu enemigo, sino alguien que te enriquece.

¿Qué aprendió de sus padres?

Les encantaba cocinar para los amigos, pero a mi madre le preocupaba no saber cuántos iban a a venir. Mi padre decía que los grandes problemas tenían siempre soluciones muy sencillas: «Añades un poco más de arroz y come todo el mundo». Hay que crear mesas mas largas y muros más bajos. Se equivocan los que quieren protegerse con muros porque al final, cuando una madre tiene que dar de comer a su hijo o un padre dar de beber a su familia, no va a haber un ejército más poderoso que ellos. Dejemos de pensar en muros y construyamos mesas largas donde todos puedan soñar y aspirar a un mundo mejor, donde un plato de comida solo sea el faro donde comienza el horizonte que todos buscamos. Lo demás son tonterías.

Supongo que habla de Trump y de EE. UU., pero en España también tenemos nuestros propios muros en Ceuta y Melilla.

Obviamente cada caso es diferente, pero yo creo que a los países más ricos no les queda más remedio que invertir en los países más pobres. Es verdad que a la vez tenemos lo mismo en nuestros propios países, comunidades dentro de cada una de tus ciudades en las que unos viven mejor que otros y por lo tanto hay que ser inteligente. Tenemos que empezar a hacer políticas donde no invertimos problemas, donde no lanzamos dinero en problemas sino invertimos en soluciones.

¿Cómo se traduce eso a su ONG, World Central Kitchen?

Queremos pasar del ritmo de emergencia al del desarrollo. Cuando llegamos a Haití empezamos a comprar el arroz de los productores; en Guatemala o en Honduras, las frutas y verduras; en Bahamas o en Puerto Rico tenemos ya más de 250 granjas en las que hemos invertido para que los granjeros no se fueran de la isla sino que se ayudaran a seguir creando trabajo y alimento. Invertir en la solución para dar de comer, pero en el proceso empezar a crear una sociedad mejor.

Qué bonito, transformar los huertos locales en muros de contención contra el huracán del comercio global que lo arrasa todo.

Por ahí vamos.

¿Por qué no hacen eso los gobiernos del mundo?

Ser líder es complicado. Si yo estuviera en campaña hablaría de otra maner,. Necesitamos líderes de inclusión, no de exclusión, de uno y de otro bando. Que generen un momentum de conversación, en lugar de crear enemigos inexistentes. Líderes que no se olviden de los más desfavorecidos pero a la vez que no quieran crear guerras sociales.

¿De qué manera puede ayudar la alimentación a eso?

Tendría que haber un experto en alimentación al lado de cada presidente, es un error hacerla depender del Ministerio de Agricultura. La alimentación es tal vez de las cosas que más nos unen en el mundo y lo que más temas toca, hasta la seguridad nacional. Ya lo decía Napoleón, un Ejército marcha con su estómago. ¡Napoleón Bonaparte, que inventó las conservas!

¿Y todo se puede arreglar con la alimentación?

¡Todo! La alimentación es parte del problema del cambio climático. La producción de carne produce el metano que va a la atmósfera. El exceso de agua que tenemos que utilizar para alimentar ese ganado, la cantidad de árboles que hay que cortar para alimentarlo... ¡Y al final para desperdiciar una ingente cantidad de alimentos, que genera un montón de problemas más! La obesidad generan un gasto médico increíble. La alimentación también es ayudar a que las niñas dejen de ir a buscar leña y puedan ir a la escuela, empezar a producir alimentos, de una forma tecnológicamente mucho más avanzada. Al final le damos más importancia al petróleo que producimos que a los alimentos que producimos. Yo lo siento mucho, pero mi coche no es lo más importante que hay en el planeta Tierra.

Pues parece que a la mayoría le importa más su coche.

Cuando estuve en Beirut después de la explosión vi en a calle a miles y miles de jóvenes de diferentes religiones, con las manos a veces sin guantes porque no tenían para comprarlos, recogiendo escombros, dando de comer, haciendo lo que hiciese falta para ayudar a reconstruir Beirut. Cuando ves eso te das cuenta de que realmente el mundo está, sobre todo, lleno de gente buena que quiere contribuir a mejorarlo. En cualquier situación a la que he ido Providencia (Colombia), San Pedro Sula, (Guatemala), Tijuana (Mexico). Lo único que he visto es un ejercicio de empatía, un ejército del bien, un ejército de querer ayudar. Yo me quedo con eso. Es verdad que aquellos que quieren excluir y construir muros también han tenido su momento perfecto para hacerlo, pero yo me quedo con los que considero que siempre van a acabar ganando.

¿Por eso ha ganado usted este premio?

Yo soy un chico más en este mar de empatía, soy una gota más en este océano de intentar mejorarlo todo.

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