El zaragozano Borja Insa, entre los 10 mejores cocteleros de España

El fundador de Moonlight Experimental Bar ha logrado el premio a Mejor Adaptación de Negocio en tiempos de pandemia en la World Class en España.

El bartender zaragozano Borja Insa (31 años)
El bartender zaragozano Borja Insa (31 años)
Moonlight Experimental Bar

Llegar durante dos ediciones consecutivas a la final de World Class Competition, uno de los concursos más prestigiosos a nivel mundial en el ámbito de la coctelería, no es cuestión de suerte. Y, el bartender zaragozano Borja Insa (31 años), creador junto a Rocío Muñoz, su pareja, de Moonlight Experimental Bar -ubicado en la plaza San Pedro Nolasco- puede presumir de este título.

Ya en 2020 lograron colarse en el 'top 10' de esta cita. Es decir, el zaragozano llegó a la final del concurso que cada año busca al mejor barman del país para que, a su vez, represente a Aragón en la final mundial. Este año volvía a repetir proeza y se presentaba a las pruebas finales que tenían lugar en Madrid este martes, resultando ganador el barman Luis Inchaurraga, de Madrid. La gala se desarrollaba en formato streaming desde cada uno de los establecimientos finalistas. El fundador de Moonlight Experimental Bar se hacía además con premio a Mejor Adaptación de Negocio en tiempos de pandemia.

Una prueba de velocidad -preparar cinco cócteles de una lista de 25 de la manera más rápida posible y con el mejor resultado-; una cata a ciegas de cinco cócteles clásicos; improvisar con ‘La caja misteriosa’ -dentro de la cual había tres ingredientes con los que debían preparar un trago-; y, finalmente, la prueba ‘Coctel at home’ -adaptada a la era covid- en la que Insa y su equipo han estado trabajando varios meses. "Desde la llegada de la pandemia el ‘take away’ se ha instalado en nuestras vidas, también en el mundo de la coctelería", asegura el experto.

"Desde la llegada de la pandemia el ‘take away’ se ha instalado en nuestras vidas, también en el mundo de la coctelería"

Capacidad de improvisación, horas y horas de trabajo constante y, sobre todo, una auténtica vocación y pasión por lo que hace son algunos de los ingredientes necesarios para, en su opinión, llegar a convertirse en uno de los mejores.

Moonlight (e)xperimental Lab es un laboratorio mixológico que nació en tiempos de pandemia para acompañar a su otro proyecto vital, Moonlight Experimental Bar, el cual abrió sus puertas a finales de 2018 con una apuesta muy clara: "Era y sigue siendo un sueño. Un proyecto vivo que cambia cada día -de ahí su nombre pues, como explica, no hay dos lunas iguales en el cielo-. Para mí la coctelería es un lenguaje a través del cual generamos emociones apoyándonos en los cinco sentidos; y eso es lo más bonito del mundo".

Por eso, sus cócteles evocan a nuestra infancia, a un lugar lejano o a sabores característicos. Sensaciones del imaginario colectivo que, a su vez, llevan a cada persona a un lugar y espacio concretos.

"Para mí, la coctelería es un lenguaje a través del cual generamos emociones apoyándonos en los cinco sentidos; y eso es lo más bonito del mundo"

En las estanterías de este espacio encontramos libros de coctelería -por supuesto- pero también de gastronomía, arte, filosofía o literatura clásica… Sobre las paredes hay varias pizarras con dibujos y mensajes: "Piensa, idiota", "Nunca dejes de jugar". Asegura que, en su bar, la gente ha probado cosas que ni él mismo habría imaginado crear nunca. Y es que, este bartender de formación autodidacta, asegura que sus creaciones nacen de la dupla perfecta prueba-error. "En mi caso, llegué a la coctelería de una forma completamente intuitiva. Recuerdo cómo quería ayudar a mi abuela a rellenar las botellas de agua con el embudo, pronto intenté hacerlo sin él. El paso siguiente sería mezclar miles de cosas a ver qué salía", rememora.

Aunque en un principio decidió seguir la saga familiar dedicada al mundo textil, pronto descubrió que iba a salir mal. "No era lo mío, yo quería estar detrás de la barra de un bar. No sabía por qué, pero era lo que sentía que quería hacer", reconoce. Así, gracias a un amigo de la familia, comenzó a trabajar en el restaurante Sorrento durante unas fiestas del Pilar. "Les gusté y me dijeron que si quería continuar. Allí, con los clientes de confianza, siguieron las probatinas como barman", bromea.

Rocío Muñoz, Borja Insa y Joan López
Rocío Muñoz, Borja Insa y Joan López
Moonlight Experimental Bar

Un sueño que se desvanecía

Al tiempo que mejoraba su técnica tras la barra, continuaba creciendo su pasión por la coctelería. Por eso, cuando llegó a sus manos una oferta de trabajo en La Lobera de Martín no se lo pensó dos veces: "Allí, durante dos años con Manolo Martín, aprendí la mayoría de lo que sé", asevera. La formación, los viajes, las largas tardes con su buen amigo -y barman- Roger Guevara, de Mai Tai Exótico y los cursos siguieron, hasta que a finales de 2018 se lanzó a montar su propio local.

"Lo bueno de haber sido autodidacta es que partes de una base que te acompaña toda la vida: sabes que no sabes nada"

"Lo bueno de haber sido autodidacta es que partes de una base que te acompaña toda la vida: sabes que no sabes nada", advierte. Por eso, el zaragozano no deja de aprender cada día de todo lo que surge a su alrededor. Vive y siente, de corazón, la coctelería.

Por eso, la llegada de la pandemia ha sido un auténtico mazazo, no solo para su economía. "Ver mi bar cerrado ha sido como ver un sueño que se desvanecía. Y esto ha sido algo que me ha cambiado la vida", reconoce. Y es que, quizás el estrés de sacar adelante una caja cada día, por un tiempo, le hizo desconectar de la verdadera pasión que sentía. "Hoy he vuelto a disfrutar de la coctelería y de hacer feliz a la gente con cada creación. No hay nada más maravilloso que esto en la vida", concluye.

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