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Bruno Solano: calle o zona de tapeo

Esta vía del entorno de la plaza de San Francisco reúne locales para disfrutar de un picoteo de calidad alrededor de jamón, tortillas, marisco, caracoles, queso, tapas gourmet o guisos tradicionales.

Hay calles en Zaragoza que por sí solas funcionan como zona de ambiente o de tapeo. En el Casco Histórico, Heroísmo o la calle Mayor responden a ese modelo. Pero hay más, y una especialmente llamativa: Bruno Solano. Tiene un encanto especial porque en pocos metros comparten espacio propuestas de picoteo de calidad, complementarias y bien avenidas.

Sus protagonistas van todos a una. No es que hayan puesto en marcha iniciativas conjuntas, pero lo parece por lo bien que se llevan. En lo culinario, ofrecen propuestas muy diferentes, como queriendo marcar su territorio y que haya hueco para todos.

La Jamonería (c/ Bruno Solano, 16. 976 566 268) es uno de los locales veteranos de la zona. Félix Martínez abre sus puertas desde el año 2000. Su seña de identidad sigue siendo el jamón de bellota, que acompañado de caña de lomo de Jabugo y cecina de León, es el plato estrella (23,90 euros). "Es un precio ajustado para la calidad del producto –comenta–, pero funciona muy bien para que la gente venga y pruebe otras cosas".

La suya es comida de esa que se dice de verdad: guiso de rabo de toro, canelones de ibérico con foie, carpaccio de atún con camarones, corazones de alcachofas... Su establecimiento es el más grande de la calle y el que más encaja con la idea de restaurante clásico, para disfrutar tanto en los amplios comedores como en la generosa terraza.

David Félez es el propietario de La Lonja de Amelie
David Félez es el propietario de La Lonja de Amelie
A. T.

Y de uno de los veteranos, al último en llegar: La Lonja de Amelie (c/ Santa Teresa de Jesús, 41. 976 055 078). Hace chaflán con Bruno Solano y en ella hay que probar, sí o sí, las 'amelies', es decir, tortillas de patata rellenas de ingredientes variados: morcilla y pimiento del piquillo, bacalao, gulas y gambas, torreznos, trigueros, calamares...

"Lo que he notado en el año que llevamos trabajando –explica el propietario, David Félez– es que mucha gente hace ronda; como tenemos productos diferentes, hay personas que unos días van a un sitio y otros cambian en función de lo que les apetece probar".

Ese es el espíritu y la idea para que una zona de picoteo funcione: que haya variedad y, por supuesto, calidad. Además, Ángel Ejarque, dueño de El Pescatero (c/ Andrés Piquer, 4. 727 767 315) no se cansa de insistir en "el buen rollo" que hay entre todos los hosteleros. Su local también hace chaflán con Bruno Solano y en su interior el marisco es el producto estrella.

En El Pescatero se trabaja marisco de calidad
En El Pescatero se trabaja marisco de calidad
A. T.

Ángel comenta que la pandemia ha cambiado las costumbres de tapeo. A él le sigue funcionando bien la hora del vermú. "Se puede disfrutar de un picoteo elegante con calamares, mejillones o una buena ración de boquerones entre 15 y 20 euros por persona", comenta. Pero lo que más ha notado es la tendencia a estirar el mediodía. "Se piden muchas calderetas de pescados para comer y como la gente no puede salir a cenar, la sobremesa se alarga con las copas", prosigue.

En la taberna Nogara (c/ Bruno Solano, 3. 876 714 571), Mihaela Trifán pone el punto diferencial con tapas gourmet que son emblema de la casa. Esta consideración la tienen, por ejemplo, el bombón de morcilla relleno de crema de quesos y confitura de tomate; el bacalao crujiente con almendras; la manita deshuesada y rellena de setas, y la carrillera ibérica trufada.

Abilio Gómez celebra este año el 25 aniversario de El Peirón de la Manduca.
Abilio Gómez celebra este año el 25 aniversario de El Peirón de la Manduca.
A. T.

El Peirón de la Manduca (c/ Bruno Solano, 4. 976 557 255) es el veterano de la zona. Este año celebra el 25 aniversario sin que su línea de trabajo haya cambiado demasiado. Es el lugar perfecto para probar unos buenos caracoles y los peirones (montaditos de solomillo con queso, setas, foie y a la pimienta) le siguen dando muchas alegrías a Abilio Gómez, que aunque tiene ganas de jubilarse, por ahora no encuentra el momento.

El muestrario gastronómico lo completa Luis Casali en El Organillo (c/ Bruno Solano, 1) con su afamado organillo (arenque picante o sin picar), las tostadas y, sobre todo, las tablas de quesos con embutidos.

Lo dicho, mucha variedad para disfrutar de una calle o zona de tapeo que está aprovechando el tirón de los nuevos locales que están abriendo en la plaza de San Francisco (Nómada, San Güich, Mott...) y que pone en evidencia que hay vida más allá del Tubo y alrededores.

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