gastronomía

Una cena con todos los ingredientes en la Creperie Flor

En este veterano establecimiento del Casco antiguo zaragozano tuvo lugar un maridaje de sus platos con vinos de Bodega Sommos.

Crepe
Crepe de magret de pato con calabacín, crema de manzana y nata.
A. G.

Para pasar un rato de felicidad en torno a una mesa son necesarios unos cuantos ingredientes. En alguna que otra ocasión me lo habrán leído, incluso en un grafiti que me pidieron para decorar un establecimiento zaragozano que ya cerró sus puertas. Si hay buena comida, buen vino y buena gente, unos minutos felices están asegurados. Tal cual lo pudimos vivir el pasado miércoles en la Creperie Flor -calle del Temple, 1; teléfono 976 394 975-, donde tuvo lugar una cena maridada de varios de sus platos con vinos de Bodega Sommos.

Ejerció de anfitrión el propietario del establecimiento, Jaime Rebollo, quien explicó la trayectoria de Flor, que ya tiene 38 años de historia, en la que ha ido evolucionando hasta convertirse en el local que es hoy, una crepería con una variada oferta de platos además de las numerosas crepes saladas y dulces de su carta.

Una parte de esa oferta pudo degustarse en esta velada, que se amenizó con vinos de Bodega Sommos, tanto de los que elabora en la D. O. Somontano como los de Sommos Garnacha en la D. O. Calatayud. Todas sus características las explicaron Carlos Melero y Patricia Tabuenca, del departamento comercial de Dispac, empresa distribuidora de Sommos en Zaragoza.

Los vinos de Bodega Sommos que se bebieron.
Los vinos de Bodega Sommos que se bebieron.
A. G.

La cena se inició con una ensalada Alegi, de origen vasco, que lleva bacalao, gambas y vinagreta de piquillo, además de unas cuantas variedades de lechuga. Para maridarla, se sirvió un vino espumoso francés de reconocida calidad, también distribuido por Dispac: Louis Perdrier Rosé, elaborado con uvas de pinot noir, syrah y cinsault. Llegaron después unos calamares en su tinta con arroz blanco, que se regaron con Sommos Varietales Blanco 2018, un ensamblaje de vinos de chardonnay, gewürztraminer y pinot noir.

Arroz blanco con calamares en su tinta.
Arroz blanco con calamares en su tinta.
A. G.

A continuación, uno de los platos distintivos de la casa: crepe de magret de pato con calabacín, crema de manzana y nata, que se combinó con la garnacha de la D. O. Calatayud Nietro.

Y de postre, otro clásico de Flor: la tarta Marianella, un bizcocho de chocolate con nueces que se acompañó con chocolate caliente y nata. Fue el colofón ideal para una velada de esas que se recuerdan por bastante tiempo. Se regó con Sommos Varietales Tinto, otro gran producto de la bodega barbastrense que conjuga vinos de tempranillo, syrah y merlot.

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