gastronomía

Carmines, una sangría con sabor aragonés

Se comercializan dos versiones: una tinta y una blanca, y ambas son muy recomendables para estas fechas.

Botellas de sangría Carmines Blanca y Tinta, con la basílica del Pilar al fondo.
Botellas de sangría Carmines Blanca y Tinta, con la basílica del Pilar al fondo.
Carmines

Hace unas semanas que los consumidores de productos relacionados con el vino de calidad tienen dos nuevas referencias muy apropiadas para estos meses de más calor. Son las dos botellas de sangría blanca y tinta que elabora la empresa aragonesa Carmines. Estos dos productos se pusieron de largo con ocasión del ZGZ Burgest Fest, convocatoria en la que la marca actuó como uno de los patrocinadores y como bebida recomendada para acompañar las creaciones carnívoras que se sirvieron en forma de hamburguesas. Fue en el acto de presentación de la edición de verano del festival, que tuvo lugar en La Zarola, donde el gerente de Carmines, Juan Félez, explicó la filosofía del proyecto, en el que también participa la empresaria del mundo del comercio de moda Ruth Lázaro. Como ya comentamos en su momento, la degustación de estas dos referencias fue una agradable sorpresa porque hicieron gala de una gran versatilidad para acompañar hamburguesas de los más diversos pelajes e ingredientes.

Hoy toca hablar directamente de estas sangrías prémium. La tinta presenta un color rojo picota brillante con una burbuja fina. Sus notas aromáticas predominantes remiten a los frutos cítricos que se ensamblan con el vino tinto, tanto en forma de zumo como de esencias naturales, con un ligero recuerdo de canela. En la boca, tiene un cuerpo ligero y destacan los sabores afrutados bastante intensos, con un tanino muy pulido y recuerdos a frutos rojos del vino tinto, ingrediente principal de la sangría. El final es elegante, con un largo posgusto en forma de dulce fruta fresca.

En cuanto a la sangría blanca, presenta un bonito color caramelo brillante, traslúcido, con una ligera carbonatación que se refleja en sus finas burbujas. Los aromas están dominados por los matices de manzana granny smith y también por notas cítricas frutales que aportan, al igual que en la tinta, los zumos y esencias naturales que forman parte del ‘coupage’. Se notan, además, otras notas de frutas blancas y tonos herbáceos muy agradables que provienen de la variedad de uva blanca con la que está elaborado el vino, ingrediente principal.

Estos aromas y sabores se ven remarcados en el paladar gracias a su ligero carbonatado, y todo unido hace de esta sangría un producto muy fresco y original, que puede dar placer gastronómico tanto por el día como por la noche.

Tanto como el contenido, destaca el diseño de las botellas, obra del aragonés Alberto Gamón, que ha intentado huir de los tópicos que acompañan a la imagen de la sangría tradicional, resaltando la versatilidad del producto y su modernidad. En cuanto al nombre, obedece al deseo de los empresarios de homenajear a la mujer española con este producto. La idea inicial era llamarla Carmen, pero por cuestiones de registro de marcas no fue posible, así que se eligió Carmines.

Tomando sangría Carmines en una copa de balón.
Tomando sangría Carmines en una copa de balón.
Carmines

El grado alcohólico de ambos productos es del 10% y su precio de venta al público está en torno a los nueve euros. Se puede comprar, por ejemplo, en La Alacena de Aragón, en la calle Don Jaime, de Zaragoza. Para consumirlas, se recomienda servirlas y tomarlas muy frías. Mejor en copa de vino con forma de balón, acompañada de abundante hielo y una rodaja de naranja o de limón.

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