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Dejar los macarrones fuera de la nevera y otros malos hábitos en la cocina

Existen algunas costumbres culinarias muy extendidas, pero peligrosas, que invitan a la mala conservación de alimentos y a la invasión bacteriana.

Pasta al pesto
Pasta al pesto
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"Toda la vida se ha hecho así" y "nunca me ha pasado nada" son dos de las afirmaciones más peligrosas que podemos hacer cuando hablamos de seguridad alimentaria. No todo vale en la cocina, ni delante de los fogones ni a la hora de guardar y conservar las sobras, puesto que, además de pasar un mal rato, podemos acabar sufriendo una intoxicación alimentaria.

Si bien es cierto que el recetario de aprovechamiento nos ha demostrado a lo largo de los años las bondades de las croquetas de carne de cocido, de las empanadillas de bacalao de Cuaresma o, incluso, de los bocadillos de albóndigas; no hay que perder de vista que no todas las sobras se guardan igual. Cada alimento necesita un tratamiento antes y después de ser cocinado, por lo que conviene evitar algunos de los malos hábitos culinarios más extendidos (y peligrosos). 

Cinco malas costumbres en la cocina

Espaguetis con tomate

Pasta fuera de la nevera

Aunque muchos lo desconozcan, tanto la pasta como el arroz tiene una bacteria capaz de sobrevivir a las altas temperaturas de la cocción. Pero el problema no es su existencia, sino las toxinas que libera a temperatura ambiente y que pueden dañar nuestro organismo.

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Se trata de 50 kilos de huevos en polvo contaminados con fipronil.

Antes de guardar, lavar

Si no son frutas, verduras o hortalizas no hay por qué lavar los alimentos (al menos, la mayoría) antes de cocinarlos, pues podemos alterar sus propiedades y acabar sufriendo una intoxicación alimentaria. Esto ocurre con los huevos, la pasta, las setas, la carne cruda o los alimentos congelados. En cada caso, las consecuencias pueden ser muy diferentes, pero todos ellos tienen en común que pueden acabar sentándonos muy mal.

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Los granos del arroz perfecto deben estar sueltos y completamente blancos, sin transparencias.

Recalentarlo todo

Probablemente, nunca se lo haya preguntado, pero existe una numerosa lista de alimentos que no hay que recalentar, si no se quiere que pierdan gran parte de sus cualidades organolépticas e, incluso, puede llegar a sentar mal. El pollo, las espinacas, la tortilla de patatas, el arroz y las setas son algunos de los productos que no hay que meter al microondas una vez están cocinados.

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quesos

¿Congelar? Por qué no

El congelador es una buena solución para conservar alimentos durante meses, pero no todo se puede congelar. Así, huevos, frutas y verduras, pasta, lácteos, patatas, queso y salsas es mejor que permanezcan lejos de las bajas temperaturas, ya que, cuando se descongelen, el resultado será poco apetitoso, debido a la pérdida de agua, y, además, insípido. En el caso de los huevos, existe una forma de congelarlos, pero debe ser siempre sin cáscara

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Pechugas de pollo

¡Si no huele, se puede comer!

Que un alimento no presente moho, no huela mal o no sepa raro no significa que esté en condiciones para ser ingerido. Y es que algunos de los patógenos más importantes no provocan cambios apreciables por los sentidos, como la Salmonella, común en los huevos, o el Campylobacter, que suele aparecer en las carnes de ave.

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