PREMIO A La COCINERa MÁS INNOVADORa

María José Meda, la Estrella Michelín turolense que no deja de reinventarse

La cocinera y fundadora del restaurante El Batán, situado en un paraje idílico de la localidad de Tramacastilla, presenta propuestas de calidad que apuestan por la cocina del territorio de manera innovadora y creativa.

La cocinera del restaurante El Batán, María José Meda, recibe el premio de manos de Javier Vicente, gerente de la empresa Denox.
La cocinera del restaurante El Batán, María José Meda, recibe el premio de manos de Javier Vicente, gerente de la empresa Denox.
Aránzazu Navarro

"Es un reconocimiento muy especial y un verdadero honor. Y más siendo mujer, viviendo en una zona rural y apostando por los productos aragoneses", señala María José Meda, jefa de cocina del restaurante El Batán y ganadora del Premio a la Cocinera Más Innovadora.

Meda dirige este establecimiento situado en la localidad turolense de Tramacastilla y que cuenta desde 2013 con una Estrella Michelín, la distinción más importante del mundo de la gastronomía, además de figurar con un Sol en la Guía Repsol. El Batán ofrece a sus clientes propuestas de cocina del territorio presentadas de una manera muy creativa. "A lo mejor es porque tengo muy a mano los productos locales y porque los conozco muy bien, pero estoy muy contenta de tener esta cocina. Considero que es un valor añadido de la zona y una manera de revalorizar nuestro territorio", explica la chef.

"Intento innovar y transformar productos tradicionales como el azafrán, la trufa, el melocotón de Calanda, el trigo de Aragón, los quesos, las verduras, el esturión e incluso los vinos del Somontano, pero no como servicio de sala sino dentro de las recetas de cocina, como parte de los platos", explica Meda, que destaca también la importancia que tienen las setas en su actividad diaria: "El 50% de todas las que se venden en España proceden del territorio que se encuentra entre la Sierra de Albarracín y Cuenca, por lo que para mí es un auténtico orgullo que le saquemos partido a estos productos que tenemos aquí en primicia y que a su vez los demos a conocer ampliamente".

Un marco incomparable

La opinión de los clientes es muy tenida en cuenta por los responsables de este popular negocio, un establecimiento con mucho encanto que combina el alojamiento –diez habitaciones– y el restaurante –con otras tantas mesas– y que se ubica en una antigua fábrica de lanas que está rodeada del marco incomparable que ofrece un paraje natural bordeado por el río Guadalaviar. "Cualquier crítica es positiva. Yo trato de hablar a menudo con los usuarios y cuando hacemos algún plato nuevo, siempre intentamos que estos opinen porque aunque nosotros tengamos nuestra línea, su valoración nos importa también", sostiene la profesional.

Una exitosa trayectoria que no estuvo exenta de dificultades en los inicios, sobre todo debido a las complejidades que se presentan al desarrollar una actividad en un área afectada por la despoblación como la Sierra de Albarracín. "Al principio fue complicado, pero nosotros fuimos constantes y luchamos por el proyecto en el que creíamos, no nos quedamos en el camino. Nos gustaba la zona y apostamos por ella. Podríamos habernos ido a un sitio más grande al que hubiese venido mucha más gente, pues hace 20 años el turismo de la zona se centraba en el Albarracín puro y duro, no se pasaba del puente. Pero decidimos quedarnos. Y después de unos años trabajando duro y tratando de dar a conocer nuestra labor llegaron los reconocimientos", concluye Meda.

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