Marisa Barberán: "Cada día somos más al frente de los fogones. Las cocineras estamos haciendo mucho ruido"

Toda una Estrella Michelin (2012), gobierna sus dominios culinarios con una humildad abrumadora: jamás se le pasó por la cabeza llegar tan alto. Y, aunque esta vez no ha podido ser -la segunda estrella–, asegura que no se rinde.

Marisa Barberán, chef del restaurante La Prensa de Zaragoza con una Estrella Michelin
Marisa Barberán, chef del restaurante La Prensa de Zaragoza con una Estrella Michelin
Óliver Duch

¿Por qué escasean tanto las mujeres en la guía?

De los 206 restaurantes con estrella que hay en el país, las mujeres al frente igual no superamos la veintena. Ellos siempre han tenido todas las facilidades para trabajar fuera de casa, mientras que nosotras nos hemos visto obligadas a conciliar trabajo y familia, aunque, cada día, somos más al frente de los fogones. Las mujeres estamos haciendo mucho ruido.

Madre, ama de casa, esposa y con brillo propio en el firmamento gastronómico. ¿Cómo lo hace?

Muchas veces, aunque luego te compense, tienes que renunciar a lo que más quieres para ser la mejor. Llevo 33 años en esto, muchísimas horas al día, y me he perdido momentos maravillosos de mi hija. Aunque todo lo que perdí cuando era niña lo he recuperado de mayor, todavía me queda esa espinita...

Autodidacta, luchadora, hecha a sí misma... ¿son cualidades que la hacen sentirse única, más fuerte?

Sí, no soy de escuela, iba para esteticién. Pero las mejores cocineras, las que han tenido más reconocimientos, son autodidactas, ninguna ha estudiado cocina. La mayoría proceden de negocios familiares: alguna tienda de ultramarinos, una charcutería...

¿Cuándo nos arrebataron ellos el mando en los fogones? ¿Tiene gracia, no?

Pues sí. Pero, les guste o no, yo sostengo que ‘la cocina’ es femenino. Además, los grandes cocineros siempre citan como referencia los guisos de sus abuelas, esas magníficas cocineras. ¿Ves, otra vez el entorno femenino? Al hombre le gusta triunfar y a nosotras también, sí, pero sin destacar tanto, somos más humildes, vamos más despacio.

¿Y qué distingue a las mujeres al frente de la cocina?

Somos más sensibles; tratamos mucho mejor a los demás. El hombre se siente siempre con más poder. A lo mejor nos falta creérnoslo un poco más. Yo soy humilde por naturaleza.

¿Por qué tenemos que hacer más por menos?

Porque somos muy exigentes con nosotras mismas, siempre ponemos más. Y, al final, trabajamos más que ellos, pero no por menos. En el mundo de la gastronomía, en el tema económico estamos equiparados.

Este año no ha podido ser. Pero, supongo que seguirá soñando con alcanzar esa segunda estrella.

Yo nunca soñé con llegar hasta aquí. Cuando logré la estrella, en 2012, fue un momento único, mágico, también como mujer –éramos muy pocas–, pero, al día siguiente, me hundí. Pasé un mes fatal, no comía y dormía poco; solo me obsesionaba sacar el restaurante adelante. Aunque, ahora, no sé..., dejémoslo en un interrogante. ¡O mejor no! De momento, no me rindo.

Su colega Susi Díaz afirma que las mujeres todavía tienen dificultades para acceder a la alta cocina...

Puede ser. Sin embargo, en estos momentos, en las escuelas de hostelería el porcentaje de hombres y mujeres está muy igualado.

De los cinco brillos Michelin que destellan en Aragón, dos son mujeres. ¿Compiten entre ustedes?

No existe competitividad alguna. María José Meda, de la Hospedería El Batán, es encantadora. Además, entre nosotras, entre mujeres, la cosa fluye de un modo diferente.

¿Y qué tal se lleva con ellos, con los grandes chefs?

Muy bien, aunque –y no voy a dar nombres– siempre hay algún ‘cocinerito’, un poco estirado, que te mira por encima del hombro.

¿Ha hecho balance de su trayectoria?

El éxito pesa. A veces, me gustaría huir. Pero, cuando pienso que tengo algo tan bonito y tan bien valorado, entonces me digo: ¡Adelante!

Lea el resto de entrevistas del Especial "Aragonesas de presente y futuro"

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión