Dulces, saladas y desconocidas crepes

Son muchas sus posibilidades: como alternativa al menú o al plato del día.

Alina Aura Popa, con las crepes que prepara en su local, Dulces Recuerdos.
Alina Aura Popa, con las crepes que prepara en su local, Dulces Recuerdos.
Oliver Duch

La crep es una elaboración a la que todavía le queda mucho recorrido en España. Ni en el recetario ni en los gustos de los consumidores resulta muy visible. Lo sabe bien Alina Aura Popa, que hace algo más de un año abrió en el Actur la cafetería/crepería Dulces Recuerdos. "Los jóvenes la comparan con el kebab y los que son un poco más mayores, con las típicas tortitas de los americanos, pero no, es un producto diferente que ofrece muchas posibilidades", comenta. Desde que abrió el negocio, Alina no ha dejado de hacer pruebas, en primer lugar, para conseguir la masa perfecta cuyas cantidades guarda celosamente y, por supuesto, a la hora de mezclar ingredientes. Incluso tiene pendiente un viaje a la Bretaña francesa, de donde son originarias las crepes.

Harina de repostería, leche, huevos, aceite de girasol o un poco de mantequilla fundida, y una pizca de azúcar y de sal. Estos son los ingredientes que hacen falta para la masa que "no tiene que quedar ni muy densa ni líquida". Con ellos se prepara la base neutra de la crep, que sirve tanto para las dulces como para las saladas y, también, para las que incorporan ingredientes de los dos tipos. "En las dulces se podría añadir vainilla, canela o algún licor", explica Alina.

Punto de calor

Para hacerlas, ella tiene dos creperas –una plancha circular de alrededor de 30 centímetros de diámetro–, "pero en casa se puede utilizar una sartén". A la hora de incorporar el líquido, "el punto de calor de la plancha es fundamental; es cuestión de probar para que no se quemen ni les cueste mucho tiempo cocinarse".

Es un producto que se elabora al momento; las dulces en poco más de tres minutos, y las saladas no llegan a cinco. Las primeras son las que más se conocen, asociadas a productos como chocolate, caramelo, nata, galletas o Nutella. Sin embargo, Alina está empeñada en dar más visibilidad a las saladas. "Cuando la gente las prueba, se sorprende de su tamaño y se da cuenta de que es alternativa interesante y económica cuando no tienes mucho tiempo para comer". En cualquier caso, se consumen más para la merienda-cena.

Tan versátiles son que resulta interesante la mezcla de ingredientes dulces y salados. Algunas de las que se sugieren en Dulces Recuerdos llevan sobrasada, queso y miel; pollo desmigado, crema de rulo de cabra y mermelada de ciruelas, o queso roquefort, miel y nueces.

En cuanto a las saladas, las hay de jamón serrano, champiñones, rúcula y emmental; salmón y queso de untar; boloñesa con crema de rulo de cabra o la más sencilla de jamón cocido o beicon y queso. A partir de estas sugerencias, las posibilidades son tantas como los gustos de los comensales. Todo es cuestión de probar.

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