Destierra de una vez esos locos prejuicios contra el pescado crudo y súbete a la ola hawaiana que asoma en las cartas y pizarras de medio mundo: el poke bowl (o poke, a secas), una ensalada fría con base de arroz de sushi, algas y vegetales y culminada con atún marinado, pulpo o las alternativas pesqueras a las que el cocinero tenga a bien echar mano. La presentación del bol, nunca plato, la culminan semillas, salsas japonesas como la Teriyaki y mahonesas con algo de pitera.

"Es una receta que a mucha gente aún le suena extraña, pero que, sin duda, está gustando a quienes la prueban", apunta Víctor García, propietario del restaurante Umami de Zaragoza, local que, además de una carta con el atún de Barbate como producto estrella, ofrece otra alternativa centrada en el poke con pescados como el hamachi (o pez amarillo) o salmón, pescados que siempre irán en piezas ya que, en hawaiano, poke significa trozo. Guarda lógica.

Otros ingredientes que la receta admite de maravilla son maíz dulce, edamames (semillas tiernas de soja que los japoneses se comen, literalmente, como pipas), aguacate, lechuga, cebolla morada, tomate troceado, pepino... La lima y el wasabi son dos magníficos camaradas de la mahonesa. Las posibilidades no son infinitas, pero casi.

La receta se puede atacar con palillos, si se tiene algo de destreza o poca vergüenza, o bien con tenedor. Y, por lo contundente, bien vale como plato único entre semana: no te extrañes si la fiambrera de un colega de trabajo es tan sugerente, el poke empieza a ganar adeptos también a nivel doméstico.

Vale, ¿y dónde lo pruebo?

Los nativos de Hawai son los inventores de esta alianza de salsas y superalimentos que abrazan todos los macronutrientes. Obama declaró su amor por el plato al final de su mandato y lo puso tan de moda que en Madrid, Barcelona y Valencia ya hay locales consagrados al poke en los que no te servirán otra cosa. En la capital aragonesa, además del citado Umami, cabe la posibilidad de atacar el bol en el bar Izakaya (calle Mayor, 45) y en Las Armas (plaza de Mariano de Cavia, 2).

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