¿Se puede arreglar el sabor a quemado de un guiso?

Pocas cosas dan más rabia que esforzarse en preparar un buen puchero y que este acabe oliendo a chamusquina. Pero siguiendo algunos consejos siempre se puede salvar.

Uno de los 'vuelcos' del cocido que sirven en el restaurante Parrilla Albarracín, en Zaragoza.
Uno de los 'vuelcos' del cocido que sirven en el restaurante Parrilla Albarracín, en Zaragoza.
Eduardo Bueso

Un descuido o una distracción son suficientes para que esos guisos de cocción lenta a los que se ha puesto tanto esfuerzo y mimo se quemen y se echen a perder por culpa del olor y sabor a quemado. Lo peor de todo es que es muy habitual que, pensando que con controlar el tiempo es suficiente, olvidemos remover la comida y nos dediquemos a hacer otras labores. Como resultado de descuidar el potaje, el cocido o las lentejas, la cocina se inunda de ese aroma tan característico que produce el fondo de la cazuela quemado y la comida acaba en la basura. 

Sin embargo, existen algunos trucos que pueden salvar cualquier desastre culinario, consiguiendo que la pérdida de la noción del tiempo tan solo quede en una anécdota que se pueda contar mientras se disfruta con gusto de un rico plato de cuchara. Aunque ojo, los milagros en la cocina son difíciles, y si el resultado de nuestro guiso es una masa carbonizada, lo mejor es desecharla y empezar de nuevo.

Tres pasos para arreglar el sabor a quemado de un guiso

Cambiar de recipiente para evitar la contaminación. Una vez nos damos cuenta de que nuestro guiso se ha quemado, hay que retirar del fuego el puchero sin remover, poner al lado uno de igual tamaño y cambiar el contenido sin rascar el fondo para evitar que la comida rescatada absorba más aromas o sabores. Una vez retirado el contenido, la cazuela quemada hay que ponerla a remojo con agua templada, jabón y quita-grasas, así al limpiarla no haremos fuerza sobre el fondo y quitaremos la capa protectora que evita quemar todo lo que ahí se cocina. Corregir el sabor, pero sin pasarse. Es inevitable que, después de haber quemado el puchero, nuestra comida tenga algunos matices que recuerden al olor y sabor del quemado. Por eso, hay que corregirlo cociendo de nuevo en él trozos de patatas asadas (tienen la capacidad de absorber el sabor a quemado), para después quitarlas y evitar los sabores desagradables. Las hojas de lechuga, el caldo y la sal también son ideales para este cometido.  ¿Y si nos hemos pasado de cocción? Hay veces que intentar remediar el destrozo no es posible (si pretendemos que siga siendo un guiso de cuchara), pero no hay que desesperarse y tirar todo a la basura. Las croquetas, las empanadillas, los purés o cualquier plato de aprovechamiento serán recetas perfectas para dar una nueva vida a nuestra comida quemada. Ir al suplemento de gastronomía

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