En el café Doña Hipólita el buen gusto se respira en cada rincón: objetos y muebles antiguos recuperados; sabor y estética del pasado, pero con un punto desenfadado y fresco que atrapa y engancha.

El local fue un negocio de telas, Paños Sesma, hasta que el declive de la ropa hecha a medida lo hizo inviable. Pero el recuerdo de la antigua sastrería está muy presente: los ventanales, el gran armario del fondo, el mostrador e incluso la carta del café, que, como si fuera un muestrario de telas, esconde la renovada propuesta gastronómica. Hasta ahora era bastante limitada –patatas Hipólita a las tres salsas, nachos con salsa chédar, varias ensaladas y unos cuantos sándwiches–, pero ahora ha crecido mucho en pretensiones.

Entre la clientela era un clamor que el negocio tenía que dar ese paso y por fin lo ha dado. La semana pasada se puso de largo la nueva carta con la intención de llenar casi todos los momentos gastronómicos del día. Al abrir el singular muestrario de telas aparecen los cafés especiales: bombón, volcán, latte macchiatto al chocolate o capucchino, el más conocido de la casa, con ese punto especial de canela. Sin olvidar el frapuchinno, el irlandés o el quemadillo con ron negro.

La carta de tés se ha ampliado con más de una docena de propuestas, igual que lo han hecho las opciones dulces y saladas para empezar el día o tomar a media mañana: muffins de sabores, chocolate con churros, bagels rellenos, tostada de aguacate, zumo de limón, cherrys y pimienta negra...

Tartas muy variadas

Un capítulo aparte merecen las tartas, que en la todavía corta historia de Doña Hipólita se han erigido como uno de los principales polos de atracción. Sobre todo desde hace unos meses, con la llegada de María Toro, la maestra repostera que las elabora cada día. Cheese cake, zanahoria, chocolate, red velvet... Así hasta casi una decena de propuestas.

Con los ‘smoothies’ de frutas naturales y vegetales se cubre otro hueco importante. Además de estar de moda, su ingesta entre horas supone una alternativa muy saludable, más allá de lo mucho o lo poco que se esté de acuerdo con las dietas detox. Para el aperitivo o el tardeo crece notablemente la carta de bebidas con vermús caseros, cervezas especiales, más presencia de vinos y cava o del icónico Bloody Mary. Y como acompañamiento, a modo de picoteo informal, llegan las croquetas de la casa y un buen surtido de vinagrillos.

Los cócteles y combinados completan el muestrario de la renovada propuesta de la que solo queda por reseñar uno de sus argumentos más novedosos: el ‘brunch’ (11 euros, los fines de semana y festivos), que también se presentó la semana pasada. Primero se eligen las bebidas frías (hay zumo de naranja natural, varios ‘smoothies’, té helado casero o limonada Hipólita con frambuesa) y calientes (té o infusión y varias opciones de cafés de la carta).

Un original baggel de salmón, crema de queso y pepiniilos; y una de sus propuestas dulces con Nutella. Inés Garp

Los argumentos sólidos, salados y dulces, son suficientemente contundentes como para que, si se toman a media mañana, se pueda prescindir de la comida. La tostada de aguacate reseñada anteriormente y los bagels de salmón crema de queso y pepinillo, y de pastrami, cebolla caramelizada y dijonesa de mostaza antigua son las recetas más sugerentes. Y para el colofón dulce, resulta inevitable dejarse llevar por algunas de las tartas caseras o, los muy lamineros, por el bagel de Nutella.

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