Medio siglo endulzando los paladares aragoneses

Turrones, roscones, mazapanes, bombones y hasta helados elaboran en Dulcería Marquesán.

José María Marquesán Peralta, con sus padres, Carmen y José María, en la dulcería.
José María Marquesán Peralta, con sus padres, Carmen y José María, en la dulcería.
Vanesa Castellano

El pasado mes de noviembre se cumplieron 50 años de la apertura de la Dulcería Marquesán, en el mismo local que se ubica en la actualidad, en el número 52 de la avenida de Tenor Fleta de la capital aragonesa. Medio siglo en el que el negocio ha mantenido intacta su filosofía fundacional: hacer una pastelería honesta a partir de materias primas de la máxima calidad. Y, como resultado, la fidelidad inquebrantable de su numerosa clientela, que estos días acude, sobre todo, a comprar los productos típicos de las fiestas navideñas, como el turrón o los roscones rellenos de nata. Estos últimos son una de las especialidades de la casa, que se preparan prácticamente durante todo el año, en especial los fines de semana de otoño y de invierno, además de en las fechas típicas de este postre, como Reyes o San Valero.

José María Marquesán padre recuerda que el año que viene la saga pastelera tendrá otro aniversario que celebrar, pues en 1918 su padre abrió el negocio pastelero familiar en la localidad turolense de Híjar. Allí se puso él el primer delantal cuando tenía 13 años para aprender de su progenitor a trabajar los productos que entonces ya eran los más demandados, prácticamente como en la actualidad, como el guirlache, los pasteles, las tartas, los mazapanes o las creaciones con yema de huevo. Y ahora, como entonces, se utilizan huevos de gallinas blancas porque las yemas tienen más rendimiento, como apunta Carmen Peralta, su esposa. Provienen de una granja del Bajo Aragón, al igual que el aceite de oliva virgen extra que se utiliza inexcusablemente en el obrador del establecimiento. Con estos y otros ingredientes naturales, como la nata auténtica y el chocolate puro de la mejor procedencia, se hacen todos los productos que salen al mostrador, como los pralinés, turrones, tartas y mazapanes que cada año comienzan a preparar a principios de diciembre de cara a la Navidad.

Otras especialidades muy demandadas estos días son los turrones de pan de Cádiz, de trufa blanca, con o sin nueces, trufa negra, las capuchinas (que se elaboran con yema de huevo, almendra y almíbar cocido el baño maría), el turrón negro o las tartas de manzana. Y, por supuesto, los bombones y trufas que cada día dan color y aroma a las vitrinas del mostrador.

Continuidad asegurada

Pero en Marquesán no solo miran a la tradición y a las nuevas creaciones pasteleras. El actual responsable de la dulcería, José María Marquesán Peralta, que se hizo cargo del negocio hace casi 12 años, sigue trabajando para que el establecimiento se adapte a los nuevos tiempos. Así, desde hace poco tiempo también apuesta por la elaboración de helados artesanos en los meses de más calor, en los que la demanda de productos pasteleros disminuye notablemente. El pasado verano, por ejemplo, se ofrecían hasta una docena de helados diferentes elaborados en el propio obrador.

Y con vistas a un futuro no muy lejano, el heredero de la saga piensa en nuevas líneas de negocio que, de momento, no quiere desvelar, que se encuadrarían en las nuevas modas de consumo de pastelería. La continuidad está asegurada. ¡Que sea por muchos años más y que todos podamos verlo!

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