Diez quesos de vaca para una tabla perfecta

Disfrutar de una tabla de quesos es toda una ceremonia gastronómica, donde el orden de cata siempre es importante.

Tabla a base de quesos de vaca.
Tabla a base de quesos de vaca.
Raquel Labodía

Tal y como aparecen en la fotografía y siguiendo el sentido de las agujas del reloj para su consumo, la tabla de diez quesos de vaca que han preparado en La Rinconada del Queso se inicia degustando el fresco de Villa Villera (Huesca). A continuación, hay que tomar el Candela d’Estrabilla, de corteza lavada con seis semanas de curación. Los dos son de pasta blanda y están sobre la pizarra negra.

El tercero es un brie de Meaux, también de pasta blanda, pero con la corteza de moho y una curación de ocho semanas. Algo más de curación tiene El Benasqués, de diez a doce semanas, con su corteza natural enmohecida y pasta prensada, pero no cocida. De ahí pasamos al morbier, con ceniza, de una textura muy elástica, con una maduración de ocho a diez semanas.

El tome de jura francés, de pasta prensada no cocida, se va hasta los seis meses, mientras que el comté, igual que el morbier, es de pasta cocida y su curación es de diez meses. El gouda millenium tiene unas características parecidas al anterior, pero con este ya se da un salto importante porque tiene un periodo de maduración que oscila entre 36 y 48 meses.

La tabla concluye con dos quesos azules: el stilton inglés y el gorgonzola cremoso, con tres y dos meses de curación, respectivamente. Son quesos azules, mantecosos y suaves, que puede comer todo el mundo.

A la hora de acompañarlos, los de pasta blanda van muy bien con mermeladas de frutos rojos o tomate. Con los azules encaja la compañía de una taza de chocolate, mientras que el resto se puede degustar con frutos secos, uvas o membrillo.

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