Hubo muchas visitas y contactos con compradores e incluso se concretaron operaciones de venta de vinos, por lo que las bodegas aragonesas presentes en Vinisud, el Salón Internacional de Vinos y Espirituosos Mediterráneos, celebrado esta semana en la ciudad francesa de Montpellier, están satisfechas de su participación. Y eso que en esta edición, Vinisud afrontaba el desafío de convertirse en feria anual, ya que hasta ahora tenía periodicidad bienal. Por ese mismo cambio de periodicidad hubo coincidencia de fechas con la Millésime Bio que se desarrolló en una ciudad cercana, Marsella, en donde también hubo algunas bodegas aragonesas.

Vinisud 2017 cerró el 31 de enero con un balance de 20.775 visitantes que pasaron a lo largo de tres días por los pabellones del Centro de Exposiciones de Montpellier, donde se instalaban los puestos de más de 900 expositores, entre productores y comerciantes de vinos mediterráneos. El año pasado, hubo 31.867 visitantes y 1.650 expositores, cifras superiores porque todavía era una convocatoria bienal.

Este año, la presencia de 6.673 visitantes internacionales fue particularmente especial para los productores. Más de 400 de ellos fueron seleccionados por sus posibilidades de negocio, lo cual fue aprovechado por las bodegas presentes, que tenían menos competencia que el año pasado.

Pudimos ver a los representantes aragoneses totalmente entregados en su labor de promoción de sus vinos y captación de clientes. Satisfecho estaba, por ejemplo, Carlos Valero, quien estuvo al frente de su representación durante los tres días de la feria. Sus vinos Matarile (blanco y tinto) y las garnachas Heredad X y Sota de Copas fueron los que más gustaron. Tanto, que ya formalizó alguna operación de venta en Alemania, importante no solo por el negocio sino también porque permite a la empresa adentrarse en un mercado tan interesante.

Marta Tornos, al frente de la representación de la bodega El Grillo y la Luna, de la D. O. Somontano, también estaba satisfecha porque era la primera experiencia en ferias internacionales para la bodega y había conseguido buenos contactos, ya que "es la primera feria del año y los compradores están muy receptivos a nuevos vinos. Nos hemos vuelto con muchos potenciales clientes interesados en los vinos que ahora toca trabajar".

Otra empresa aragonesa, en este caso ya veterana en la feria, Bodegas Ignacio Marín, de la D. O. Cariñena, tuvo el ‘stand’ casi permanentemente ocupado por clientes seguros o potenciales, dada la estupenda acogida que las garnachas de esta empresa tiene en los mercados internacionales.

Covinca, también de la D. O. Cariñena, es otra fija desde hace tiempo en Vinisud, y allí desplegó sus mejores argumentos con sus vinos de la gama Clave de Sol y Terrae, por ejemplo, que se pudieron degustar con jamón de la D. O. Teruel.

Uno de los puestos que más variedad de referencias desplegó fue el de Axial Vinos, en el que Eugenie van Ekeris convencía a los visitantes y clientes de las bondades de los vinos que esta empresa elabora en Aragón y en otras zonas de España, como Navarra o Ribera del Duero. En las denominaciones aragonesas, destacan las garnachas que salen de Bodega Pagos del Moncayo, en la D. O. Campo de Borja, o de la D. O. Cariñena, donde elaboran las marcas Marqués de Montañana y La Granja. También ostentan la representación de los vinos de las bodegas Otto Bestué (D. O. Somontano) y Virgen de la Sierra (D. O. Calatayud).

También pudimos ver los vinos y cavas que el exportador afincado en Aragón Pierre Christophe Chapillon vende en todo el mundo y que salen de Bodegas Langa, en la D. O. Calatayud. Estaban en el ‘stand’ del bodeguero francés Antoon Jeantet.

En la feria pudimos catar vinos de gran calidad de todo el mundo, como los insuperables blancos de M. Chapoutier.

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