La Clandestina: cocina con alma, cercana y viajera

La Clandestina, ubicado en pleno centro de Zaragoza, ofrece una curiosa combinación de ambientes y formas de acercarse a una gastronomía muy interesante.

Fernando Solanilla y Susana Casanovas, en La Clandestina.
Fernando Solanilla y Susana Casanovas, en La Clandestina.
Vanesa Castellano

La Clandestina es un multiespacio muy personal diseñado a partir de los gustos, viajes y vivencias de sus responsables, Susana Casanovas y Fernando Solanilla. Se trata de una curiosa combinación de restaurante, cafetería, gastrobar y establecimiento de copas. De todo cabe en este 'corner' acogedor y diseñado con mucho gusto, que a lo largo del día cambia unas cuantas veces de ambiente.


Enseguida se nota que es un local con alma: en el mobiliario, en el trato y, sobre todo, en la gastronomía. Su propuesta gira alrededor de una carta viajera que mira al mundo pero desde la cercanía y la calidad. Su cocina no se diferencia tanto por la exclusividad de los productos como por el tratamiento que reciben.


Ejemplos hay unos cuantos. La croqueta de longaniza de Graus, cargada de embutido, está muy lograda, como la ensalada de conejo escabechado. 'Altos vuelos al limón' ofrece unas, en teoría, humildes alitas de pollo pero que son una auténtica explosión de sabores en la boca: miel, limón, especias... Elaboradas a baja temperatura y glaseadas en su propia salsa, nada tienen que ver con las versiones a la barbacoa, fritas o rebozadas.


'Cachetes con cachitos' es un estofado clásico de carrilleras de cerdo deshuesadas que se presenta en el plato junto a un colorista trío de pimientos para comer sobre unas tortitas de trigo. Y el 'Chancho viajero' tal vez es la propuesta más internacional. Utilizando como argumento principal panceta de cerdo de la Denominación de Origen de Teruel elaborada a baja temperatura, la compañía de cítricos, especias y encurtidos invita a viajar desde Cuba a Tailandia en cada bocado.


El sorbete de yuzu, un cítrico japonés cuyo sabor combina pomelo, lima, mandarina y limón, es muy suave en boca. Y la tarta de zanahoria, una estupenda y casera propuesta laminera. Este improvisado menú no es más que un ejemplo de las muchas combinaciones que incluye la carta, donde también hay opciones más clásicas.


Entre semana y a mediodía, sin cambiar platos ni reducir cantidades, se ofrece una fórmula que básicamente consiste en comer de carta a precio de menú. Dada la naturaleza del recetario, el planteamiento es muy informal pudiendo compartir entre varios prácticamente todo lo que sale a la mesa.


Desayunos y noches

El 'brunch' de La Clandestina –desayuno, almuerzo y comida en una sola propuesta– está muy logrado: cafés especiales; una buena selección de tés; zumos de naranja, zanahoria, hierbabuena y lima; tostadas con pan de verdad; una referencia salada de la carta y la tarta de zanahoria para terminar. Una alternativa contundente que se puede disfrutar todos los días de la semana.


Por la noche la luz cambia, sube la música y el local se transforma en un acogedor punto de encuentro alrededor de combinados y de cócteles muy elaborados, y de la posibilidad de tomar bastantes vinos, cava y champán por copas.


La Clandestina Calle de San Jorge, esquina con la calle de San Andrés, 9. Zaragoza. Teléfono: 876 281 165. Horario: de 10.00 a 0.30. Los jueves hasta la 1.30 y los fines de semana hasta 2.30. Descanso: lunes cerrado.-Ver otros restaurantes recomendados

-Ir al suplemento de gastronomía

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión