Ilusión, esfuerzo y regularidad

Cuando, hace ya más de seis años, los responsables de HERALDO me plantearon coordinar un nuevo suplemento de información gastronómica, acogí el reto con ilusión porque sabía que Aragón tiene mimbres más que suficientes para hacer un producto atractivo todas las semanas.

Nuestra despensa es de las mejores surtidas de España –baste recordar que somos la primera región productora de trufa negra del mundo, o la potencia y prestigio de productos como el tomate rosa de Barbastro, la cebolla de Fuentes, el ternasco de Aragón y un largo etcétera– y muchos de los profesionales que trabajan en los distintos sectores de la agroalimentación y la hostelería están en primera línea de la vanguardia nacional.

Durante todo este tiempo, hemos ido conociendo el trabajo de casi todos ellos y hay que reconocer que la mayoría ponen el máximo esfuerzo, ilusión y ganas para sacar adelante sus negocios y proyectos. Aunque también, en muchas ocasiones, y en contra de ese tópico que nos pinta a los aragoneses como insistentes hasta la tozudez, es justo admitir que nos falta regularidad, un factor clave para alcanzar la excelencia en el sector de la gastronomía y seguramente en todos los ámbitos de la vida.

Hay que hacer también autocrítica, como hizo uno de los premiados en esta primera edición, Carmelo Bosque, quien, cuando perdió la estrella Michelin en su Taberna de Lillas Pastia, su reacción fue admitir con humildad y honestidad que algo habrían hecho mal y que intentarían rectificar para recuperarla, algo que al final consiguieron.

Ahí están seguramente las claves para destacar como lo han hecho los siete protagonistas de los premios Con Mucho Gusto de este año. Sinceramente, creo que son un ejemplo para todos, para quienes trabajan en este sector tan importante para la economía y para quienes vamos a disfrutar de productos, platos, vinos y otras bebidas a sus establecimientos.

- Ir al suplemento de los Premios Con Mucho Gusto.