La sobreexplotación de los caladeros ha provocado que muchos pescados lleguen a España en avión desde lugares muy lejanos. En el caso de la merluza, en las costas africanas y de Sudamérica –fundamentalmente de Chile– se capturan especies que son "primas hermanas" de las que provienen de Gran Sol.

No tienen tanto sabor, y el color y la textura de su carne es diferente a la de pincho, aunque el precio es un buen reclamo. Normalmente es un producto que se vende congelado en las grandes superficies, aunque también se comercializa fresco. En la etiqueta debe aparecer claramente identificado el método de pesca y el origen.

En su pescadería, José Luis López solo vende la merluza europea y asegura que la flota española es "muy profesional", incluso la de volanta o arrastre. "El tratamiento y la conservación en frío hasta que llegan a puerto suelen ser exquisitos; son merluzas que no desmerecen de la de pincho" En cuanto al precio, lo más habitual es que, entre unas y otras, "haya una diferencia de alrededor de tres o cuatro euros por kilo".

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