Cinco establecimientos de comida para llevar en Zaragoza

La comida para llevar ('take away') está de moda. Proliferan los negocios que se dedican exclusivamente a ella y la restauración tradicional también se ha sumado.

El equipo de cocina al completo de Guetaria Eventos, de Zaragoza.
El equipo de cocina al completo de Guetaria Eventos, de Zaragoza.
Agencia Almozara

El concepto de comida para llevar ('take away') ha evolucionado mucho en los últimos años. De las socorridas pizzas y los rollitos de primavera de los chinos se ha dado un salto importante en poco tiempo. Cuantitativo y cualitativo. En general, se puede afirmar que los nuevos formatos y posibilidades están apostando por la calidad y si es así, afortunadamente, es porque la clientela lo está exigiendo. El muestrario es amplio: establecimientos especializados que solo se dedican a este tipo de comida; la restauración tradicional que se ha subido al carro; carnicerías y charcuterías que también le han hecho un hueco a estas elaboraciones; propuestas gastronómicas alrededor de productos muy concretos… hay para elegir.


Detrás de este éxito hay argumentos que se repiten y así lo manifiestan muchos protagonistas: comodidad, hogares que cada vez cuentan con menos miembros y poco tiempo para dedicarse a los fogones. Aunque también hay otros menos habituales: un capricho, una celebración especial…


En Zaragoza, Nostrum (calle de Cádiz, 7) y Gustalia (Camino de las Torres, 92) representan la idea que mejor responde a este concepto. Solo se dedican a ello. Luis Gazol lleva cuatro años al frente de la franquicia Nostrum, cuyo eslogan, 'La comida de mamá para llevar', supone toda una declaración de intenciones. Su propuesta es amplia, con alrededor de 100 referencias «recién hechas», asegura Luis, envasadas al vacío y listas para consumir en el local (tiene dos microondas para calentar) o en casa.


Albóndigas, lomo asado, pavo a la naranja, merluza al romero, canelones de espinacas, unas cuantas ensaladas y arroces, verduras, legumbres, pasta… Casi de todo y, por lo visto, con una buena acogida. El pasado lunes, a medida que el reloj se acercaba a las dos de la tarde, el local se fue animando: muchos estudiantes, trabajadores de oficinas, alguna que otra pareja de una cierta edad y, en general, gente con prisa.


Maribel Castillo es una clienta habitual. Es vegetariana, así que su oferta para elegir es menor. El lunes optó por una ensalada de verduras y trigo burgol y por unas espinacas. Cogió también una tarrina de fresas ya cortadas y un botellín de agua y pagó 3,80 euros con una tarjeta de fidelización. "La tienen casi todos los clientes –comenta Luis Gazol–, te llevas los platos a mitad de precio". Maribel se mostraba satisfecha con las raciones (alrededor de 200 gramos), "para una comida ligera y a seguir trabajando".


En Gustalia el concepto cambia. El cocinero Mariano Andrés se formó con los chefs Fernando Abadía y Carmelo Bosque, ha recorrido restaurantes de prestigio y lo que ha buscado en este proyecto, fundamentalmente, ha sido tiempo para él y los suyos. Eso sí, sin renunciar a una propuesta de cierto nivel que se fija en la temporada y que no descuida los detalles. "Todos los días voy al mercado y trabajo con productos frescos", asegura.


Entre semana, ofrece un menú para llevar de 8 euros que, por ejemplo, puede incluir garbanzos con bacalao, arroz con verduras y setas, redondo de ternera con salsa de piña o bacalao con un guiso de calamares. Todo termosellado, en boles especiales con tapa listos para calentar en el microondas y que se pueden reutilizar.


Su carta es realmente impresionante: desde tapas, canapés y montaditos a marisco, pescados, carnes, arroces, brochetas, crujientes… Tanto ha crecido su proyecto que hasta ha cerrado varias comuniones que se van a llevar a casa el picoteo. Mariano tiene claro que es la calidad su principal banderín de enganche y no piensa renunciar a él.

Restaurantes

Además de los establecimientos especializados, la restauración tradicional, cada vez más, se está subiendo al carro de esta fórmula. En algunas ocasiones, casi obligada por los clientes y, en otras, por convencimiento o iniciativa propia. Este es el caso de Guetaria Eventos. María Jesús Zardoya, su propietaria, comenta que después de ver "cómo funcionaba de bien en Madrid un original servicio de comida para llevar", se decidió a incorporarlo a su restaurante.


La Bento Box Piramidal (en la primera fotografía de este artículo) es parte de su propuesta, un curioso formato de origen japonés. Se trata de un recipiente de varios pisos compartimentados que incluye un menú completo, desde el aperitivo hasta el postre. La oferta se puede completar con platos de cuchara servidos en pequeñas marmitas individuales, o con chupitos de cremas frías y calientes presentados en expositores.


En la carta se ofrecen platos de mucho nivel y hay cuatro menús cerrados que van de los 25 a los 35 euros. "La verdad es que es una forma de quedar muy bien en cualquier tipo de celebración, en un aniversario, el día de los enamorados o para hacer un regalo", asegura María Jesús. "Es un servicio complementario al del restaurante tradicional –destaca–, una posibilidad más que no supone un gran trabajo añadido y que mucha gente agradece".

Otras propuestas

Sergio Martín, propietario del Mesón Martín, reconoce que en su caso fue la clientela la que le empujó a comprar una moderna termoselladora para ofrecer este servicio en las mejores condiciones. "Hay gente que no puede venir habitualmente; quien toma el vermú o come y se anima a llevar alguna cosa para la cena; personas que llaman el viernes o el sábado por la noche y nos piden unos huevos rotos, media docena de croquetas y una morcilla de Burgos para una cena informal… la casuística es grande y a todo el mundo hay que dar gusto", asegura. "Nunca hemos buscado especialmente dar a conocer este servicio –concluye– pero cada vez se demanda más".


Pilar Pardo, socia del restaurante D'etiquet, en Zaragoza, reconoce que este local ya nació hace cuatro años teniendo clara esta apuesta. "Lo veo por mí –explica–, es muy cómodo, muchas veces no tienes tiempo y tiras de teléfono". Prácticamente toda su carta la ofrecen para llevar y no solo para recoger en el local. "Tan bien está funcionando que nos hemos animado a poner un servicio de reparto a domicilio".


Pero si hay preparaciones que han cogido un gran protagonismo en los últimos años hay que hablar de los arroces. Cada vez más restaurantes ofrecen esta posibilidad, sobre todo los fines de semana. La Scala es uno de ellos. "La gente queda muy contenta; en esto, como en casi todo, lo que mejor funciona es el boca-oído", destaca su propietario, José Luis Borlán.


En fin, que la tarta de la comida para llevar ha crecido mucho en productos, formatos y profesionales, aunque cada vez hay trozos más pequeños a repartir. Sin duda, es una buena noticia, aunque todavía no se ha inventado el método, aparato o sistema que consiga que un plato recién hecho y degustado en casa, aunque solo hayan pasado unos minutos, sepa igual que servido a la mesa del restaurante. Por el camino siempre hay algo que se pierde.


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