Tapas y música en San Pedro Nolasco, en el bar 180 grados

El picoteo y la música en directo conviven bien en este local que busca animar la plaza de San Pedro Nolasco y alrededores.

Míchel Velasco y Samanta Dunkley, en la bien surtida barra del establecimiento 180 grados
Tapas y música en San Pedro Nolasco, en el bar 180 grados
Agencia Almozara

En Zaragoza, las zonas de tapeo del Tubo, en un extremo, y de la Magdalena y Heroísmo, en el otro, están funcionando bien. Justo en medio, sin embargo, a la plaza de San Pedro Nolasco y alrededores le está costando algo más. Cierto es que en verano este entorno recupera mucha vida, pero en cuanto llega el frío la cosa cambia. Los veladores desaparecen de la plaza y la zona cae como en una especie de letargo del que le cuesta salir. Y eso que no faltan propuestas para hacer una interesante ruta de tapeo. Por ejemplo, en ubicación donde se encontraba un histórico como La Nicolasa abrió sus puertas el año pasado 180 grados, que en el nombre lleva asociada la idea de darle un giro de esa magnitud a su propuesta.


La plaza de San Pedro Nolasco es muy musical y en cuanto el tiempo acompaña no suelen faltar los grupos o solistas que la toman como escenario. Pues bien, hacia la música ha ido derivando también esta taberna como argumento de enganche. De momento, los conciertos acústicos animan la noche de los viernes y el vermú de los sábados. Se apartan un par de mesas, se coloca una improvisada tarima bien visible, y a disfrutar de la música.


Para que todo acompañe, la carta de raciones, tapas y bocadillos se reproduce en un single, con su vinilo dentro. Bajo el epígrafe Éxitos de los 70, los 80 y los 90, se describe un picoteo sencillo e informal. Tal vez sus dos productos señeros son las patatas asadas con varias salsas y los porrones de cebolla de Fuentes de Ebro, que igualmente se acompañan con salsas romescu, mostaza en grano, ajoaceite, tártara, alioli… Son algo así como la versión aragonesa de los calçots. Aprovechando la cebolla pequeña que antes no se comercializaba, en este local se le saca todo el partido, que es mucho.


El chef Michel Velasco, propietario también de Casa Juanico, ha incorporado de este histórico local algunas tapas como el queso de cabra con confitura de tomate y escamada de cebolla seca o el carpaccio de atún rojo con soja de entrante. Y no son pocos los clientes que le demandan el afamado jamón con chorreras.


Un buen surtido de vinagrillos y jamón ibérico o pulpo a la gallega, que nunca fallan, pueden ser un buen aperitivo para dar paso a propuestas más contundentes. Por ejemplo, a un recetario cárnico que incluye clásicos como la carrillera al vino tinto o el guiso de rabo de toro, además de otras carnes adaptadas al gusto de paladares jóvenes como el costillar de cerdo agridulce o el taco de ternera asado con salsa de boletus.


Los siempre socorridos bocadillos también tienen su espacio, con la peculiaridad de que a mediodía se presentan en forma de montaditos. Y por la noche, copas bien servidas, que a ello anima la buena música de los 70, 80 y 90.


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