Música y gastronomía maridan bien. En este café bar lo vienen haciendo desde hace diez años y en este tiempo han dado una buena muestra de ello. Empezaron con un tapeo sencillo, entre semana, a base de vinagrillos, fritos y algún montadito, y su oferta ha crecido en cantidad y calidad.

El vinilo vermú es, sin duda, una de sus actividades más celebradas. Los sábados a mediodía, Linacero Café se transforma en un gran mercadillo de los discos de vinilo de segunda mano donde se crea un ambiente musical muy interesante. Pero no solo, ya que en cada una de estas citas un pinchadiscos lleva a cabo una sesión plasmando sus gustos musicales o alrededor de temáticas concretas.

Y de la mano de la música, la gastronomía. El tapeo de los sábados ha incorporado recientemente nuevos argumentos como cazuelitas de morro, torreznos o champiñones a la plancha. Además, para incentivar este picoteo, Luis Linacero se ha inventado el eslogan ‘morro por el morro’, de forma que la consumición se acompaña de una pequeña ración de este despiece del cerdo.

Tras el intercambio de discos y la sesión musical, el sábado a mediodía funciona una interesante propuesta gastronómica más que suficiente para dos personas: ensalada tradicional, tortilla de bacalao y una botella de Viñas del Vero roble, por 19 euros.

Entre semana, este café bar también ofrece un menú, pero es su carta de raciones la que más ha crecido. Se agradece que las ensaladas se sirvan en distintos formatos: individual, para dos o para compartir (más de cuatro personas). Especialmente lograda está la de queso de cabra en costra con nueces, piñones tostados y vinagreta de miel.

En cuanto a las tostadas, una combinación que no falla es la de solomillo con foie a la plancha, mientras que a la hora de aportar texturas y sabores diferentes hay que hablar del revuelto de espárragos trigueros y cebolla confitada con salmón, sin olvidar la sencillez de la de queso brie con pato.

En este picoteo informal también encajan los huevos rotos. Los que llevan el nombre del local, Linacero, se preparan con chistorra y pimentón, y en este capítulo no podía faltar el clásico acompañamiento de micuit rallado.

A cualquier hora del día siempre se escucha música de fondo de calidad. Esta banda sonora, además, se complementa perfectamente con la condición casi de museo que tiene el local. En las paredes se rinde un homenaje a la música de Zaragoza y a los artistas de mucho nivel que se han acercado a la capital aragonesa en los últimos 40 años. Sin olvidar unos cuantos objetos fetiche: las guitarras de José Antonio Labordeta y Mauricio Aznar y un traje de Enrique Bunbury. Todo un lujo.

?Linacero Café

Arquitecto Magdalena, 4. Zaragoza. Teléfono: 976 212 910 Horario: de lunes a jueves, de 9.00 a 23.00. Viernes, hasta las 2.00. Sábado, de 11.00 a 3.00 y domingo tarde, de 17.00 a 23.00.

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