La Cebada, cerveza y mucho más

Entrar en La Cebada es sumergirse en el mundo y la cultura de la cerveza. Hasta 300 referencias cerveceras, que van cambiando permanentemente, se pueden reunir en el amplio catálogo del establecimiento que dirige Raúl Muñoz, un apasionado y gran experto de esta bebida, que explica continuamente a sus clientes las características de cada marca.

Pero además de por este sello de especialización, La Cebada merece también una visita para degustar alguna de las propuestas que salen de la cocina, en la que oficia con maestría la esposa de Raúl, Pilar Pérez Fuentes.

Así, hay una notable relación de raciones o platillos para acompañar alguna de nuestras ‘birras’ favoritas. Esta semana fui a buscar un par de cervezas de Navidad –una tirada especial que sale de muchas cerveceras de todo el mundo, sobre todo artesanas– y no pude resistirme a la tentación de degustar un fabuloso queso rojo Chimay, elaborado en la misma abadía de la que llega la famosa cerveza belga. Otras propuestas del todo irresistibles son la salchicha alemana con salsa de curry o, un plato bien diferente, el pulpo a feira, que está exquisito y que combina muy bien con cerveza, a pesar de que su maridaje natural sea un albariño gallego.

Para quien desee continuar con un almuerzo o cena más consistente, es muy recomendable el codillo de cerdo, que sirven con patatas fritas y chucrut. O el solomillo o chuletón de buey de Nebraska. La carta ofrece además un amplio catálogo de ensaladas, bocadillos y platos combinados. El apartado de postres colma las aspiraciones de los paladares más lamineros y hay que destacar el strudel y la tarta sacher. Como dice Raúl, es una cervecería en la que se puede beber la mejor cerveza, pero también se puede comer. ¡Y de qué manera!, añado.

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