Paraguayos y platerinas: cada vez con más seguidores

Dos frutas muy similares en la forma y fáciles de comer, pero con matices de gusto diferentes.

David Poblador, Lorena Pérez, Adriana García y Enrique Júlvez, del restaurante Marengo.
Paraguayos y platerinas: cada vez con más seguidores
Agencia Almozara

Al paraguayo le ha salido una dura competidora: la platerina. O quizá no. Tal vez sea más apropiado hablar de una relación de complementariedad, como la que existe desde hace tanto tiempo entre el melocotón y la nectarina. Hay consumidores y gustos para estas dos frutas, como los hay para el paraguayo y la platerina; una sana convivencia en la que la decisión final de compra en no pocas ocasiones viene marcada por el precio. La primera es más barata que la segunda y eso siempre cuenta. 


Nos hemos propuesto en este reportaje conocer las similitudes y principales diferencias entre una y otra, y para trazar este camino acudimos en primer lugar a La Rioja, a Viveros Provedo, la empresa que tiene registrada en España y en muchos países europeos la marca comercial platerina. Javier Provedo, su director general, explica que "las platerinas se empezaron a comercializar hace unos seis años, una vez ensayadas en fincas experimentales que tenemos en las principales zonas productoras de fruta de hueso de España y de otros países".


Sobre su origen y evolución, asegura que si bien los paraguayos existen desde hace cientos de años por una mutación natural del melocotón, "las platerinas son un cruce realizado mediante hibridaciones naturales de nectarina por paraguayo; eso sí, nada de organismos genéticamente modificados". Con ánimo de concretar todavía más las características de estas dos frutas, Javier Provedo asegura que los paraguayos "son melocotones planos", mientras que las platerinas "son nectarinas planas". Es decir, "la principal diferencia estriba en la piel, que una tiene vello y la otra no", concluye. 


El proceso para obtener de forma natural hibridaciones de variedades frutales como esta es "lento y costoso", tal y como explica el director general de Viveros Provedo: "Realizamos estudios genéticos de las variedades que queremos cruzar; ensayamos las mismas en el campo; hacemos hibridaciones controladas con polen de una variedad masculina y otra femenina, y anualmente plantamos decenas de miles de árboles diferentes; cada uno sería teóricamente una nueva variedad, para al cabo de varios años de estudios seleccionar las mejores"


Así vio la luz la platerina, que actualmente cuenta con tres variedades patentadas, dos de carne amarilla y una de carne blanca, pero, según Javier Provedo, "hoy en día tenemos más de 50 en campos experimentales que irán entrando en el mercado a medida que se confirme su calidad gustativa y agronómica". Características

Sobre la aceptación que tienen nuestras protagonistas sabe mucho el frutero zaragozano Jesús Contamina. Del paraguayo comenta que "le ha ido ganando bastante terreno al melocotón; la experiencia me dice que es una fruta más igualada, es decir, que si tienes una caja de paraguayos dulces y de calidad, todos te van a salir igual, mientras que con el melocotón es más difícil que suceda". Esta misma experiencia le lleva a afirmar que los de carne blanca "son más estables y dulces"


Jesús también comenta que estamos ante dos frutas muy aragonesas por mucho que la Región de Murcia y, en general, el Levante, sean las mayores zonas productoras. "En Ricla y su entorno se cultivan muchos paraguayos, mientras que la platerina ha entrado con fuerza en Velilla de Cinca y la zona de Fraga". Estamos hablando, además, de dos variedades que gustan mucho fuera de España, así que buena parte de la producción se exporta. El veto de Rusia

Rusia es uno de los mejores mercados, o al menos lo era hasta que estalló el conflicto con Ucrania, y se produjo el veto a los productos europeos que están sufriendo tantos agricultores españoles. En esa difícil tesitura están nuestras dos protagonistas, buscando salidas en otros mercados, y en muchos casos no encontrándolas, de ahí que la presencia, sobre todo de paraguayos, esté siendo realmente importante este verano. Y eso, para alegría del consumidor, se ha notado en el precio, claro. "Casi toda la temporada, el kilo ha estado por debajo del euro, y algo parecido sucede con la platerina, aunque siempre va un poco más cara", matiza Jesús Contamina. 


Este frutero cree que lo que más aprecian los consumidores es que se trata de dos frutos fáciles de comer. Por su forma, se asemejan mucho a un donut y este parecido hace que tengan muy buena acogida entre los más pequeños. Además, en el caso de la platerina, Javier Provedo le augura un futuro "muy prometedor". "La facilidad de consumo viene porque la piel, al no tener pelo, no produce rechazo al introducirla en la boca, y por otra parte, al tener un tamaño de carne adecuado a la capacidad de la boca, se come muy fácilmente". 


Sobre los retos de futuro en relación a esta fruta, asegura que pasan por "conseguir más gama varietal para que haya desde principio de campaña en abril hasta finales de octubre, poniendo en el mercado variedades con más azúcar y que resistan mejor el transporte; este es nuestro trabajo como mejoradores de fruta". 


A la hora de conservarlas y consumirlas, hay que seguir las mismas pautas que para los melocotones. De esta forma, es conveniente comprar piezas limpias, sin manchas ni golpes. En el frigorífico, si los frutos están maduros, aguantarán bien tres o cuatro días, pero conviene comerlos no muy fríos para apreciar mejor sus cualidades. 


Lo más habitual y la mejor forma de disfrutar de ellas es comerlas en crudo, como cualquier fruta de hueso. Pero si nos animamos, podemos preparar con ellas tartas, helados, mermeladas, confituras… Y, también, alguna salsa que sirva de acompañamiento a algún plato de carne. Es lo que sugiere el jefe de cocina del restaurante Marengo, Luis Carrillo, aunque él se ha decantado por elaborar un estupendo y refrescante postre a base de paraguayo asado, sopa de jengibre y helado de mango. 


En cualquier caso, no son dos frutas con un fuerte arraigo en el recetario tradicional. Más que contar con recetas propias se puede recurrir a ellas sustituyendo a otras. Los resultados seguro que son igual de buenos si lo que buscamos es dar un punto dulzón a cualquier plato.


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