Vinos Moneva, en el Tubo: es nuevo, pero con solera

Una taberna con muy poco tiempo de vida pero con mucho sabor, acaba de incorporarse.

Clientes junto a la barra de Vinos Moneva, nuevo establecimiento en el Tubo
Vinos Moneva, en el Tubo: es nuevo, pero con solera
Agencia Almozara

Ya hace algunas semanas que abrió al público Vinos Moneva, gestionado por los conocidos empresarios hosteleros del Tubo Hermógenes Carazo y Carolina Lizaga, que poseen también en la misma zona Vinos Nicolás, Casa Hermógenes y La Venencia. Digamos, en primer lugar, que la denominación responde al detalle de homenajear a Bodegas Moneva, de la D. O. Cariñena, con cuyos propietarios tiene muchos lazos de amistad Hermógenes. El negocio está concebido como una taberna antigua, que se integra perfectamente en el entorno. Hace algunos años, el local hacía las veces de almacén de una alpargatería contigua. De entonces aún se mantienen las estanterías de madera en las que se ordenaba el género.


Se ha conservado la estructura de la estancia y se han puesto en valor las paredes de ladrillo viejo y las vistosas vigas de madera que sustentan el techo. Se ha conseguido así un ambiente acogedor, con solera y con mucho sabor tradicional, el mismo que predomina en la mayor parte de las propuestas de picoteo que se ofrecen a los clientes.


En Vinos Moneva, como en los demás establecimientos de estos empresarios, se puede disfrutar de una cocina sencilla basada en el producto, elaborada al momento. En la carta, figuran como especialidades los langostinos a la andaluza y la paleta ibérica de bellota. El jamón de distintas procedencias y los curados son muy recomendables, pues no en vano Hermógenes es un experto en esa materia.


Junto a las tapas copiadas de Vinos Nicolás, como las croquetas, el taco picante o los montaditos de arenque, de panceta adobada o de anchoas y pimientos del piquillo, destacan las raciones calientes, que dan carta de identidad a una alta taberna como a la que aspira convertirse Vinos Moneva. Así, hay que reseñar los caracoles –que van apañados con jamón, chorizo y tomate, entre otros ingredientes–, los callos, la morcilla de Burgos, las madejas de cordero, las judías con perdiz, las manitas de cerdo ibérico, la oreja de cerdo o las albóndigas de ciervo.


Añadan a todo eso una completa propuesta de fritos, vinagrillos, de migas y hasta de ensaladas, de forma que uno puede muy bien solventar el almuerzo o la cena sin moverse del local, que aspira a ser también en el futuro un lugar de referencia en la zona como bar de copas en horario nocturno. Aquí, como en Vinos Nicolás, saben tirar muy bien la caña y tienen una amplia oferta de vinos para tomar por botellas, sobre todo de Aragón.


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