Consejos para disfrutar del maracuyá en la cocina

El maracuyá, también conocido como fruta de la pasión, es mejor consumirlo con la piel ligeramente arrugada.

Manolo Barranco, chef del restaurante La Granada, preparando una receta con maracuyá.
Maracuyá: el sabor y la buena vida del trópico

El maracuyá es el fruto de una planta trepadora que puede alcanzar hasta nueve metros de longitud en condiciones climáticas favorables, aunque su periodo de vida generalmente no supera los diez años. Su tallo es rígido y leñoso, y presenta hojas alternas de gran tamaño, perennes, lisas y trilobuladas, de color verde oscuro.


Crece con mayor gran facilidad en climas cálidos, de forma que la temperatura media óptima para el desarrollo adecuado de esta planta se sitúa entre los 24 y 28 grados. Tolera las épocas secas, aunque en periodos muy prolongados de sequía sus hojas caen, poniendo en peligro la vida de la planta.

 
Mejor consumirlo con la piel ligeramente arrugada

A la hora de comprar maracuyás conviene elegir las piezas que resulten más pesadas respecto a su tamaño. Cuando están maduros, su cáscara o piel se torna arrugada y ese es el momento propicio para consumirlos. En cambio, si comprobamos que todavía está lisa y verdosa, lo mejor es envolverlos en hojas de papel periódico y mantener unos días a temperatura ambiente.


Una vez madura, la fruta se puede poner en el frigorífico para su mejor conservación pero conviene consumirla cuanto antes. En cualquier caso, también se pueden congelar las piezas enteras o extraer la pulpa y meterla en el congelador.


En el restaurante La Granada, de Zaragoza, apreneremos a cocinar un delicioso postre con la maracuyá o fruta de la pasión como ingrediente principal.





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