La gastronomía como excusa para el amor

Un menú elaborado por tres chefs de Zaragoza, Huesca y Teruel es la excusa perfecta para adentrarnos en la cocina afrodisíaca. Para que funcione la combinación de amor y gastronomía típica de San Valentín, lo verdaderamente importante es la actitud, que haya 'química' entre alimentos y entre los comensales.

El chef aragonés Sergio Andrés, propietario del restaurante Antonio de Zaragoza
Cocina afrodisíaca_2
ALMOZARA FOTOGRFíA

Se acerca el 14 de febrero, San Valentín, y alrededor de esta efeméride la gastronomía se erige en argumento de notable interés, en eficiente reclamo para el amor y el deseo. En Aragón, la restauración se ha implicado con ganas en este juego en el que la práctica culinaria se asocia a términos como erótico o afrodisiaco, y son muchos los ejemplos de menús que se preparan y ofrecen con esa intención.


Desde estas páginas también nos hemos querido sumar a esta práctica ofreciendo para la ocasión un menú que tres cocineros de Huesca, Zaragoza y Teruel han preparado con cariño y con una sensación parecida: más que con productos o preparaciones concretas, la vinculación entre erotismo o sexualidad y gastronomía tiene que ver con la actitud de quienes se sientan a la mesa.


Al final, este es el argumento al que se refieren prácticamente todas las fuentes consultadas. El escritor Manuel Vázquez Montalbán lo refleja claramente en su libro 'Recetas inmorales' al señalar que "no se trata de buscarle los tres pies al gato de una supuesta cocina afrodisiaca, sino de concebir el comer en compañía como una situación afrodisiaca en sí misma, sobre todo si la química de los alimentos se corresponde con la de los comensales". En definitiva, que sea el recetario el que invite a convertir el acto de comer en un acto de amor.


Estos argumentos los ha estudiado bien Ángel González Vera, miembro de la Academia Aragonesa de Gastronomía, cuyo discurso de ingreso versó sobre 'La influencia de los afrodisiacos y el erotismo en la gastronomía'. La escritora Isabel Allende le ayudó a comprender que "el primer afrodisiaco y más importante es el amor". Y, en segundo lugar, si este decae, "la variedad", pero no entendida como promiscuidad, sino como esta autora propone y González Vera resume: "Cuando el amor flaquea, intentemos superar el bache refugiándonos en la fantasía, salgamos de la monotonía a la que la vida irremediablemente nos arrastra. ¿Y qué mejor medio que la gastronomía para conseguir experiencias nuevas, con sello de distinción, misterio o una atmósfera sugerente cuajada de elegancia e insinuación?".


De esta forma y no de otra conviene entender todo lo que rodea a la denominada cocina o productos afrodisiacos. Al menos, a esta conclusión llegan muchos autores y el propio González Vera, quien tras su investigación tiene claro que "resulta difícil encontrar una relación causa-efecto entre el consumo de ciertos alimentos y el estado de excitación erótica de su consumidor. Si difícil es hacerlo desde un punto de vista científico, más aún lo es desde un nivel práctico".


Los sentidos

Desde luego, los tres cocineros que han elaborado el menú que aparece en estas páginas se apuntan más a la idea de sugerir que de intentar demostrar según qué propiedades. Y a la mesa, asegura Luis Estopiñán, chef del restaurante El Milagro de Teruel, "sugerir pasa por crear el ambiente adecuado, jugar con la luz y también con los sonidos y la música, pero, sobre todo, con la vista".


En fin, que la puesta en escena es muy importante para este cocinero, que en la receta que propone como entrante, además de productos claramente etiquetados de afrodisiacos como frutos secos o frambuesas, también sugiere "una presentación que nos lleve a la idea de compartir". De ahí que su propuesta la presente en una bandeja alargada cuya forma invita a una mayor cercanía entre los comensales, sin olvidar la paleta de colores de los ingredientes: rojo, blanco, verde, ocre? Y, en general, el estímulo visual que transmite todo el conjunto.


Como plato principal, Fernando Castán, socio del restaurante Comomelocomo de Huesca, propone un milhojas que entre otros ingredientes incluye manzana caramelizada, micuit de pato, almendras, pétalos de jazmín y fresas. "La mezcla de sabores, texturas, colores y la presentación en el plato suponen toda una invitación al disfrute ?asegura?, cuesta muy poco cuidar esos detalles y el cliente lo agradece mucho, no solo ante una fecha como San Valentín sino, en general, durante todo el año".


Del colofón se ha ocupado Sergio Andrés, chef del restaurante Antonio de Zaragoza, que lleva ya unos cuantos años ofreciendo un menú del Día de los Enamorados (del 11 al 16 de febrero, 30 euros). Sergio cuida mucho las presentaciones y está convencido de que el postre que ofrece en estas páginas reúne todos los ingredientes para culminar una comida o una cena muy románticas.


El cremoso de aguacate, el helado de chocolate a la naranja y nueces o la presencia de la miel llevan a pensar en productos muy asociados a la cocina erótica.


Especialmente este último, la miel, que González Vera, en la larga lista de afrodisiacos que detalla describe como "un alimento de gran poder energético y que siempre se le ha considerado como un magnífico tónico para el vigor sexual; de dónde viene si no el nombre de luna de miel".


Y qué decir del chocolate, que este mismo autor comenta que contiene un alcaloide, el theobronine, que eleva el tono vital del que lo consume. "Hernán Cortes lo probó en la corte del emperador Moctezuma y no dudó en traer a España plantas de cacao, donde tanta fue la fama que adquirió como producto afrodisiaco, que las damas de la nobleza española lo consumían en secreto", asegura.


Sergio Andrés, además, ha buscado una imagen muy cuidada, tanto a la hora de presentar el postre en el plato como de sacar partido a la paleta de colores de los productos que utiliza. "Todo cuenta ?explica este chef? porque en un menú de estas características se busca que los detalles estén muy cuidados; ahí sí que no se puede fallar".


Vino y otros productos

Y entre esos detalles, los tres cocineros coinciden en que el vino es uno de los verdaderamente importantes. "¿Es el vino un afrodisiaco?", se pregunta González Vera. "En cantidades moderadas, no se puede negar este poder ?responde?; dilata los vasos sanguíneos, desinhibe, relaja y alegra", requisitos todos ellos que predisponen al amor.


Proseguir con la lista de este tipo de productos sería muy prolijo: desde la manzana con la que Eva sedujo a Adán, a las uvas asociadas al placer y la fertilidad; pasando por las ostras o los caracoles; continuando en el reino vegetal con las fresas, los espárragos o los plátanos; prosiguiendo por las hierbas aromáticas... Quédense en cualquier caso con la idea más comúnmente aceptada en relación a la cocina del amor: la actitud es lo que más cuenta.


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