El aceite de oliva se consume cada vez más en todo el mundo, aunque los productores del virgen extra y la Administración quieren apostar decididamente por la calidad y no por la cantidad, como pretenden algunas grandes empresas del sector.

La semana pasada asistí en Madrid a un importante foro de debate sobre el presente y el futuro de los aceites de oliva españoles, sobre su posicionamiento en los mercados mundiales y sobre las acciones que deben tomarse para mejorar la imagen de este producto tan español. Fue en las VIII Jornadas del Aceite de Oliva, de la revista 'Alcuza'.

Pues resulta que, a pesar de que poseemos una cultura bimilenaria y de que somos los primeros productores mundiales, nuestro conocimiento de lo que es el producto, sobre todo en lo que respecta al aceite de oliva virgen extra (AOVE) deja mucho que desear. En las mesas de debate se insistió, sobre todo entre los productores de este aceite más excelente, en la necesidad de enfilar sin dudas la senda de la calidad, en lo que también incidió Isabel García Tejerina, secretaria general de Agricultura y Alimentación. "La excelencia es la única vía", según las palabras de Alfredo Barral, de Hacienda Queiles, uno de los más firmes defensores de la creación de una marca España de AOVE, pero con la premisa de que se apueste sobre todo por la calidad.

Uno de los aspectos abordados fue precisamente la campaña que se acaba de poner en marcha bajo el título 'Aceites de Oliva, toda una experiencia', impulsada por la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, que incluye diversas acciones para acercar a los consumidores la cultura de este producto indispensable en la dieta mediterránea y en las cocinas tradicionales y renovadas de cada vez más países del mundo.

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