Restaurante

La Fajarda, perolico especial y tapeo bien trabajado

Este bar ha abierto en un chaflán muy visible del Tubo de Zaragoza, con unas tapas y cazuelas que responden a un recetario tradicional muy consolidado.

Gabriela Fajarda, en la barra de la taberna recién abierta en el Tubo zaragozano
Bar La Fajarda de Zaragoza, un perolico especial y tapeo bien trabajado
ALMOZARA

Desde Montañana, la familia Fajarda se ha animado a volcar su experiencia gastronómica en el Tubo zaragozano. Dentro de las propuestas tan diferentes que uno se puede encontrar en el principal escenario del tapeo en la capital aragonesa, La Fajarda Casual Food aporta cosas nuevas, contribuye a sumar y no se conforma con repetir fórmulas demasiado trilladas. 


Tradición y modernidad combinan muy bien en este nuevo local. La tradición llega de la mano de la cocinera y la modernidad, del agradable ambiente que se respira y que se contagia a la zona. Es uno de esos establecimientos que se dice con alma, pero, sobre todo, con una buena base de cocina para terminar de darle sentido al proyecto.


Durante las pasadas fiestas del Pilar causó sensación uno de sus productos estrella: el perolico de garbanzos con marisco (3 euros). La legumbre, el pescado y el marisco a fuego lento; elaborado el estofado sin prisas. Una apuesta segura. De momento es la única cazuela que se ofrece, pero seguro que no tardan en llegar las cazuelitas de lentejas con foie o los moros y cristianos, unas alubias pintas muy especiales.


Huevos y tapas

Los huevos de la Clavera también tienen un punto especial. Recogidos en un molde elaborado con la masa de hojaldre de empanadillas aparecen bien cuajados, con patatas y sepia (2 euros). Y entre las tapas señeras de La Fajarda se encuentran las mini hamburguesas con cebolla caramelizada y salsa de boletus (1,50 euros), los fajardetes (un rollo de jamón de york con crema de boletus y algún ingrediente secreto), la morcilla presentada con un crujiente de cebolla o las croquetas de jamón y de setas.


En definitiva, cocina tradicional que en la barra llama bastante la atención. De alguna forma, se apuesta por un recetario que cada vez se ve menos en la cocina del día a día; por productos de siempre que está demostrado que gustan, pero que por la razón que sea da la impresión de que se están perdiendo. En esa línea, en este bar se trabaja mucho el bacalao, que se puede degustar en dos preparaciones: rebozado con alioli y formando parte de unos pimientos rellenos. Y cuando el mercado ofrece la posibilidad de disfrutar de anchoas lo suficientemente grandes, las preparan rellenas de verduras.


Esta propuesta de tapeo, pensada sobre todo para el vermú y la tarde/noche, se combina con un servicio de cafetería enfocado a los desayunos, con una oferta de café y mini bocadillo por 2 euros, y de caña de cerveza o de sangría de grifo y tapa por el mismo precio. En fin, que el Tubo se enriquece y eso es algo de agradecer.



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