Restaurante

La Cañadica: tradición y vanguardia en Teruel

Este establecimiento de Teruel aúna en un mismo proyecto tienda y cafetería y, en lo gastronómico, tradición y vanguardia; un reto muy bien llevado.

José Cavero, uno de los propietarios de este establecimiento turolense
La Cañadica: tradición y vanguardia en un rincón especial
AF

Un lugar donde comprar y tomar algo, o al revés. Muy, muy resumida, esta es la filosofía de La Cañadica, un proyecto hostelero que vio la luz hace un año en Teruel y al que vecinos y turistas se han ido adaptando. Su ubicación es perfecta en el remodelado Paseo del Óvalo. Además, cuenta con una generosa terraza, así que con el buen tiempo todavía se disfruta más.


Novedoso resulta su diseño, minimalista y muy luminoso; también lo es la distribución interior, con una zona de tienda y otra de cafetería y, por supuesto, el espacio dedicado a la cocina, protegido por una gran cristalera, pero perfectamente visible para los clientes. En la tienda, la familia Sanz, panadera y pastelera desde hace 50 años, comercializa los estupendos panes de cañada y de pintera amparados por el sello C'alial, pero también se pueden comprar otros productos de Teruel como quesos, melocotón o aceite.


La zona de cafetería no es muy grande, algo que ahora no se echa de menos, ya que si el tiempo lo permite no hay que dudar en salir a la terraza. En cuanto a la propuesta gastronómica es curiosa y atractiva, por lo diferente que resulta en algunos casos. No hay menús, ni una carta muy extensa. La Cañadica está pensada, más bien, para comer informalmente a cualquier hora del día. El concepto de tapa en Teruel se asemeja a la ración de otros sitios y ahí aparecen propuestas tradicionales, de esas que hay que tener, sí o sí, por mucho que te quieras diferenciar: patatas bravas, delicias de Teruel, surtido de quesos y embutidos de la zona o huevos rotos con jamón.


La cosa ya cambia con las cañadicas saladas, de salmón marinado y crema de queso, de callos de ternera o de paté de changurro, y con unos bocadillos terminados al grill donde el continente casi importa más que el contenido. El pan de cañada, hecho con aceite de oliva, al meterlo en el grill y calentarlo, queda jugoso y muy crujiente.


Pero es en el apartado 'Te atreves' de la carta donde hay que buscar la esencia de lo que este local quiere ser, donde más 'travesuras' se plantean invitando al cliente a probar nuevos sabores y texturas. La ensalada de (algas) espagueti de mar, palmitos, crestas de gallo y Coca-Cola; las manitas de cerdo rellenas de foie y setas, con vinagreta de judías blancas; la hamburguesa de garbanzos sobre lecho de pisto o el carpaccio de canguro, helado de jamón, aceite al azafrán, polvo de queso y kikos, suponen toda una invitación para adentrarse en un mundo diferente.


Y a modo de colofón, también tienen un punto especial las cañadicas dulces, y sobre todo dos: para los muy golosos, la de leche condensada, pasas y lágrimas de cobertura de chocolate, y para los amigos del contrapunto dulce/salado, la de chocolate puro y sal maldon.



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