Restaurante

La Temporada, el punto de mira de la despensa aragonesa

Tres menús con una presentación muy de carta y muy aragoneses son las credenciales con las que inicia su andadura este restaurante.

El equipo que está al frente de La Temporada, en el comedor del establecimiento
El punto de mira de la despensa aragonesa
ALMOZARA FOTOGRAFIA

Se agradece el soplo de aire fresco que supone el nacimiento de proyectos hosteleros como el que representa este restaurante. Como su nombre indica, la temporalidad de los productos es una de sus máximas, sobre todo a la hora de hablar de verduras y hortalizas. Y la apuesta por una despensa mayoritariamente aragonesa, una condición ‘sine qua non’. No hace un mes que abrió sus puertas, en una ubicación buena (en teoría) para que el visitante de fuera conozca los productos de la tierra. Desde la calle Santiago, donde se encuentra, las vistas a la Basílica del Pilar son inmejorables y su terraza (está a punto de abrir) puede ser todo un descubrimiento. 


De la cocina se ocupa Luis Lobato, un todoterreno que ha dejado su impronta en Teruel, el Pirineo, Madrid, Barcelona, Brasil… y ahora en Zaragoza. Se nota que le gusta tanto trabajar los productos de la tierra como proponer con ellos cuidadas presentaciones sobre el plato; una máxima que se repite en los tres menús que ofrece La Temporada.


A diario, el menú se articula alrededor de cinco opciones de primero y otras tantas de segundo. Cocina de mercado donde alcachofas, espárragos, pimientos, tomates, cebolla de Fuentes… van apareciendo en el mejor momento de la temporada. A la hora de trabajar las carnes, los despieces del cerdo de Teruel, el ternasco de Aragón o la ternera del Pirineo se adaptan a este menú, e incluso a la hora de elegir los pescados se opta por algunos muy cercanos como el bacalao o la trucha.


Tampoco descarta el chef ir poco a poco recuperando recetas antiguas con un toque actual. Referencias como las collejas o los berros casi olvidados o desaparecidos forman parte de esa idea de rescatar productos de antes y plasmarlos en unos menús asequibles ofreciendo un recetario casi de carta, donde todos los días roten los alimentos frescos.


El fin de semana el menú sube a 18 euros y de igual forma lo hace la categoría de los productos que salen a la mesa. Del ternasco puede aparecer la paletilla asada; del cerdo ibérico, el solomillo; foie fresco de Tierra Mudéjar combinado con melocotón de Calanda, o una de las referencias estrella en el poco tiempo que lleva abierto el restaurante: la lasaña de ternasco de Aragón.


Poco a poco, La Temporada ha ido cubriendo etapas y la siguiente en esta trayectoria es la oferta de un menú degustación (25 euros, bebida incluida). En ocho platos, el chef va a sintetizar esta filosofía de trabajo muy cercana al ideario de Slow Food y a los restaurantes de kilómetro 0, donde el consumo de productos de cercanía ejerce de palanca para el desarrollo local a todos los niveles.


Además de estas tres propuestas, también se puede degustar en la zona de cafetería una curiosa versión del menú del día como si estuviéramos tapeando. De esta forma, de los platos que aparecen cada día se pueden elegir tres de los primeros y otros tantos de los segundos en formato reducido, además de dos tapas de postre y una copa de vino o una cerveza (12,50 euros). Este planteamiento tan aragonés a la hora de comer o de cenar también sirve para el vino. La carta es reducida, pero bien seleccionada alrededor de referencias cuya relación calidad/precio es lo más interesante.



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