Sepia

La sepia, un molusco de hábitos nocturnos y baja en calorías

El mercado la ofrece limpia o 'sucia'.

Así de fresca y reluciente llega estos días la anchoa del Cantábrico a los mercados y pescaderías.
La sepia, carnosa y sabrosa
AF

La sepia se alimenta de hierbas del fondo marino, crustáceos y langostas. Suele esconderse de la luz del día y cazar por la noche. De hecho, es de noche cuando camuflada utiliza los tentáculos para sorprender a sus presas. Sus mayores enemigos, además del hombre, son los congrios y las morenas, ya que para el resto de especies pasa desapercibida entre las arenas y las corrientes marinas. 


El agua, las proteínas y las grasas son los nutrientes más abundantes en la composición de la sepia. Su carne aporta tan solo unas 82 calorías por cada 100 gramos, un 17% de proteínas y menos del 1,5% de grasa. Respecto a su contenido en vitaminas, destacan la B3 o niacina y la B12. De sus minerales, los más abundantes son el fósforo, el potasio y el magnesio.


Carne blanca, brillante, firme y húmeda

La sepia se puede adquirir fresca, ya sea completamente limpia o entera, y también congelada. Para saber si está fresca, su carne de color blanco nacarado o blanco pálido debe ser brillante, la consistencia tiene que ser firme y, al tacto, estar húmeda y suave. En general, es un producto del agrado de los más pequeños. No obstante, es más difícil de digerir que la mayoría de los pescados, por lo que se recomienda no introducir este molusco en su dieta hasta los dos o tres años y en pequeñas cantidades.


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