VINOS Y LICORES

La década de la garnacha

Acaba de ponerse en el mercado el Borsao Tres Picos 2009 justo cuando se van a cumplir diez años de la salida de la primera añada de este gran varietal del Campo de Borja. una de las primeras apuestas por esta uva tan aragonesa en la que pocos confiaban en aqueños años.

Cumbre del MOncayo
La década de la garnacha
RAMIRO TARAZONA

Cuando a finales de los años noventa un puñado de visionarios del mundo del vino decidió apostar con todos los medios a su alcance por la garnacha, una variedad despreciada y denostada frente al empuje de las uvas foráneas, no fueron pocos los que les tacharon de locos. Pero ahora, casi diez años después de que vieran la luz el primer Borsao Tres Picos y la primera añada del Coto de Hayas Fagus, no hay duda de que aquella decisión abrió el camino para el despegue económico y social de la comarca del Campo de Borja, a la que se conoce en todo el mundo gracias a sus vinos elaborados con esta variedad tan aragonesa.


«Lo que ocurre es que hasta hace relativamente poco, no se disponía de los medios técnicos para elaborar las garnachas que tenemos en la actualidad. Y tampoco se le prestaba la atención debida al cultivo de la viña», recuerda José Luis Chueca, enólogo de Bodegas Borsao y Bodegas Alto Moncayo, uno de los artífices del despegue de las garnachas. Ahora se controla todo el ciclo vegetativo de las plantas, su maduración, su producción, se vendimia en el momento justo y en bodega el trato es exquisito hasta que el vino sale ya embotellado.


«Nosotros veíamos el gran potencial que tenía esta variedad de uva», rememora José Miguel Sanmartín, gerente de las citadas bodegas. En el mismo grupo de precursores de los monovarietales de calidad de garnacha, incluye a Jorge Ordóñez, bodeguero y destacado importador de vinos españoles en Estados Unidos.


Así que decidieron darle empaque al Tres Picos, primer varietal que salió de Bodegas Borsao, con una botella borgoña y con un contenido de alta expresión. La primera añada, la de 2000, salió como vino joven, sin paso por madera, y con una tirada de 50.000 botellas. Sanmartín recuerda también que, después de darle muchas vueltas, decidieron llamarlo Tres Picos por la forma que tiene la cumbre del Moncayo (como se aprecia en la foto superior) y porque eran tres las cooperativas que dieron pie a la creación de Bodegas Borsao (Borja, Pozuelo y Tabuenca). Ordóñez, que conoce muy bien el mercado norteamericano, se lo presentó a Robert Parker, quien otorgó 90 puntos a la primera añada. No hizo falta más que su bendición para que los consumidores americanos y de otras partes del mundo se lanzaran a disfrutar de la golosidad, frescura y cuerpo que tiene el Tres Picos, caracterizado también por su regularidad (como queda patente en las puntuaciones anuales del gurú, siempre en torno a 90 ó 91). Después, el Tres Picos ganó complejidad porque se pasa por barrica (5 meses en la última añada) y su producción se ha multiplicado por diez.


En Bodegas Aragonesas también apostaron por la garnacha de alta expresión con el Fagus, cuya primera añada fue de 2000, aunque salió al mercado finales de 2001. Previamente, el Coto de Hayas Garnacha Centenaria había apuntado ya el camino a seguir.