EN EL CAMPO Y EN LA COPA

Terrai: lo mejor de la tierra

Covinca, una de las Bodegas que más trabaja en mejorar los vinos de la D. O. Cariñena, acaba de sacar al circuito comercial su último Terrai, elaborado con uva Cariñena o Mazuela de la añada 2008. Además, ha preparado un vino de autor diferente, basado en las esencias del terruño y del clima.

Patricia Recio, Ana Becoechea y Luis Vivas, en la viña de uva Cariñena de la que sale el Clave de Sol.
Terrai: lo mejor de la tierra
J.L.S.

Pocas veces se tiene la oportunidad de probar un vino junto a las cepas que crían las uvas con las que se ha hecho el preciado líquido que aguarda en la botella que se va a descorchar. Es todo un ritual que cierra el círculo de un proceso en el que el ser humano lleva inmerso desde hace milenios. Y esta semana pude experimentar otra vez esa sensación tan placentera. Fue en una de las partidas adscritas a Bodegas Covinca, la cooperativa de Longares, en la Denominación de Origen Cariñena.


Me invitaron a conocer sus dos últimas creaciones: el Terrai M 08, que continúa la línea de elaborar vinos de alta expresión con variedades autóctonas -que acaba de salir al mercado- y el Clave de Sol, un vino de autor fundamentado también en esta uva autóctona (la Cariñena o Mazuela) y complementado con un 25% de vino de Syrah. La etiqueta, de diseño moderno y alusiva al musical nombre con el que ha sido bautizado, incluye la firma de la enóloga de la bodega, Ana Becoechea, una joven profesional que se hizo cargo del departamento técnico hace ahora cuatro cosechas y que está sacando el máximo partido a los suelos y a las plantas de esta parte del Campo de Cariñena. Le ayuda en las tareas del campo Patricia Recio, responsable del trabajo en viña, y con el mismo perfil de juventud que caracteriza al actual equipo de profesionales de Covinca, que tiene al frente a Luis Vivas como gerente.


El Terrai M 08 ya se puede comprar en las tiendas, a 9 euros, el mismo precio que tienen sus predecesores: Terrai V 04 y Terrai G 06. El primero fue elaborado con uvas de la variedad Vidadillo o Crespiello y abrió la colección de estos monovarietales que se elaboran con una selección de las mejores uvas de las diferentes añadas. El nombre de cada vino viene dado por la variedad de que está hecho y de la añada. La Vidadillo es una uva autóctona de Almonacid de la Sierra, única área de cultivo en toda España, junto con Longares, cuyos orígenes se remontan al siglo XII.


Le siguió el elaborado con Garnacha de 2006 y ahora acaba de nacer el de Mazuela o Cariñena de 2008. Es un vino muy de la tierra, con una acidez que compensa cualquier atisbo de dureza en la tanicidad. Seguro que va a gustar y mucho en los mercados internacionales, como pude comprobar durante una cata improvisada de este vino y del V 04 con unos colegas británicos que nos visitaban estos días (ver página 6). Les encantó la frescura y la fruta de ambos vinos y el proyecto global de utilizar uvas autóctonas en esta colección.


La clave está en el sol

En cuanto al Clave de Sol, seguro que va a cumplir con creces el objetivo de la bodega de sacar al mercado uno de los vinos más modernos y más diferenciados de cuantos se elaboran en esta histórica denominación.


“Queríamos hacer un vino completamente diferente a lo que hay en el mercado, con personalidad propia, y por eso se pensó en la variedad Mazuela, también llamada Cariñena. Las condiciones climáticas que hubo en la campaña 2008 fueron ideales para hacer una selección de las mejores uvas de la variedad. Eran de muy buena calidad porque había una baja producción y además hubo una sequía muy acusada durante todo el ciclo biológico, condición que favorece a estas cepas”, comenta Ana Becoechea. Para darle más expresión frutal, equilibrio y complejidad, se hizo un coupage con vino de Syrah del 2009. La crianza en barricas de roble francés durante 22 meses han hecho el resto. Ahora se está redondeando en botella, aunque ya se puede beber y disfrutar con toda intensidad, sobre todo si se degusta sobre la viña, al calor del sol que le vio crecer.