FRUTAS DE ARAGÓN

Bombones con corazón

Las frutas de Aragón son uno de los dulces más consumidos por los aragoneses y los forasteros en estas fechas festivas. Fuera de Aragón, es uno de los productos que más se identifican con la capital de la comunidad autónoma.

Ivana Molina, gerente de la pastelería Fantoba.
Bombones con corazón
FOTOGRAFÍA ALMOZARA

Para muchos de quienes nos visitan, Aragón sabe a dulce. El guirlache, las guindas al marrasquino, el chocolate de Ateca, la trenza de Almudévar... son muchas las razones que llevan a pensar en nuestra comunidad autónoma como la cuna de los paladares más lamineros o golosos de España. Pero, sin duda, entre todas las delicias de pastelería que pueden encontrarse en esta tierra, las más famosas son las frutas de Aragón.


La historia de este dulce es larga y poco conocida. Hace dos mil años, durante la época en que los romanos habitaban por esta tierra, la zona de Calatayud era famosa en todo el imperio por la calidad de sus frutas. Para conservarlas en buen estado durante más tiempo, los romanos bilbilitanos las partían y cocían las piezas en jarabe, aportándole un toque más dulce que la fruta natural, pero permitiendo que se conservase en buenas condiciones.


Esta tradición se mantuvo mucho tiempo. Gracias a las memorias de Bartolomé Joly, un viajero francés que visitó Calatayud en 1603, sabemos que la fruta seguía conservándose de la misma manera en el siglo XVII. Además, Joly dejó escrito cómo en la zona era típico obsequiar a los visitantes con frutas confitadas en azúcar. Sin embargo, todavía faltaba la fina capa de chocolate que envuelve al dulce actual para que aparecieran las auténticas frutas de Aragón.


Envueltas en chocolate

La Historia no ha dejado señal segura del nombre del pastelero al que se le ocurrió envolver en chocolate las frutas confitadas, pero fue un gran acierto. La textura jugosa de las piezas escarchadas combinada con el crujiente chocolate que las envuelve ha cautivado a los paladares aragoneses desde su creación hasta la actualidad.


Aunque prácticamente, se puede encontrar este producto en cualquier establecimiento del centro de Zaragoza, una de las pastelerías que más popular ha hecho este dulce es Fantoba, ubicada en la calle Don Jaime de Zaragoza.

La familia Molina, propietaria del establecimiento, lleva fabricando frutas de Aragón desde 1856. Ivana Molina, gerente de la tienda, afirma que las frutas que se venden en su pastelería no tienen nada que ver con el producto industrial al que están acostumbrados muchos aragoneses. “Aquí las seguimos fabricando como antaño. Dándoles la cobertura de forma artesanal una a una”, afirma.


Tradicionalmente, este dulce se ha elaborado con manzana, pera, melocotón, albaricoque, cereza, higo, ciruela y naranja, aunque en la actualidad pueden encontrarse otros sabores más innovadores como la guinda. La de naranja es la más apreciada por el público y, por eso, es la única que se vende en solitario.


Trabajo artesanal

Las frutas llegan hasta el obrador que posee Fantoba en la calle Don Jaime de una sola pieza. Allí son confitadas, se parten en pequeños trozos y con un utensilio propio para esta tarea (como un pequeño tenedor e dos púas) se pinchan y se introducen en el chocolate. Cuando se enfrían, se envuelven en papeles de colores y ya están listas para ser vendidas. “El único problema es que no coincide el color del papel con la fruta, pero haciéndolo artesanalmente nos resulta imposible”, afirma Molina.


La clave para que la gente acuda a esta pastelería preguntando por sus frutas de Aragón es la calidad del chocolate y las frutas con las que se realizan. “No tienen nada que ver con otras que se venden por Zaragoza. Las nuestras siempre están jugosas, no tan secas y el chocolate es el mismo con el que se hace la cobertura de los bombones. Nuestras frutas de Aragón son bombones de fruta”, explica Molina.


Para distinguirlas de otros productos similares, Fantoba no vende sus frutas de Aragón en la típica canastilla, sino en una caja de cartón. Además, este año han diseñado un estuche de metal en tonos rojos y dorados que aporta un toque de distinción a este postre típico.


Según Ivana Molina, a pesar de los años transcurridos, el gusto por este dulce no ha disminuido y son muchos los aragoneses y visitantes de otras comunidades españolas que entran a su tienda a comprar frutas de Aragón para regalarlas. “Los turistas extranjeros no las conocen tanto, pero en cuanto las prueban, vuelven a por más”.


De hecho, muchas tiendas sobreviven estos días vendiendo frutas de Aragón y adoquines, como confiesan los propietarios de la tienda de recuerdos y dulces El Maño, de la zaragozana calle de Don Jaime. “Los adoquines les hacen mucha gracia a la gente porque, como llevan una jota escrita en el envoltorio, les gusta leerla mientras se comen los caramelos y, así se entretienen”, explican los dueños. Sin embargo, afirman que las frutas de Aragón son el producto confitero más vendido entre la gente que visita Zaragoza. “Los españoles ya las conocen y vienen directamente a pedirlas para llevarse un recuerdo. A los extranjeros les llaman la atención porque los envoltorios son muy brillantes”. Como se trata de una tienda de recuerdos y productos típicos, estas frutas sí se venden aquí en su tradicional canastilla de madera. “Es lo más típico y resulta difícil, porque se hacen artesanalmente y ya no quedan muchas personas que se dediquen a fabricarlas”, indican desde El Maño.


Otras laminerías

Pero no solo con frutas de Aragón se endulzan el paladar los aragoneses y visitantes. En torno a la figura del Pilar se ha desarrollado toda una serie de productos gastronómicos, más o menos típicos. Desde las ‘pilaretas’, piruletas de chocolate con forma de la Virgen del Pilar que pueden adquirirse en la tienda Luisa Artero, ubicada en el pasaje de la Industria de la plaza del Pilar, hasta vinos de la tierra, mantecados o la novedosa torta del beato. “Es un producto que se está vendiendo muy bien, gracias a toda la campaña de marketing que lleva detrás. No es nada tradicional, pero está muy bueno. Es como una torta de Santiago, pero sin almendras”, explican desde Luisa Artero.


Otras pastelerías han decidido innovar por su cuenta, como Tupinamba. En este establecimiento han creado una serie de productos que se venden exclusivamente para las fiestas del Pilar: un ‘Manto de la Virgen’, hecho con hojaldre y nata; una ‘Columna del Pilar’; una ‘Barra aragonesa’, que consiste en un bizcocho de crema de almendras que lleva dibujada la bandera de Aragón con yema y frambuesa de fresa; e incluso, las ‘Palomicas’, galletas bañadas en chocolate. Delicias espectaculares, que únicamente pueden adquirirse a partir de hoy y hasta el día 17 de octubre. “Hay quienes están esperando todo el año para disfrutar de estos postres”, afirma Mila Peyrona, dependienta del establecimiento. Sin duda, es una forma muy dulce de celebrar las fiestas Pilar.